Paternidad
Nueve hijos con cuatro mujeres distintas: Bob Dylan hace caja para su incontable prole
A sus 79 años y con una familia numerosa, el músico no ha querido dejarles el quebradero de cabeza de manejar su catálogo de canciones y por eso ha vendido sus derechos a Universal
¿Qué lleva a una estrella con ingresos multimillonarios y una colosal cartera de inversiones y propiedades a vender la obra de toda su vida a una discográfica? Desde que en 1962 firmó su primer contrato y recibió cien dólares como anticipo, Bob Dylan ha sido un fiel guardián de su creatividad, conservando los derechos sobre sus canciones, hasta la fecha, más de 600. Y ahora, sin embargo, los ha cedido todos a Universal Music por unos 250 millones de euros.
Algunos podrían pensar que a sus 79 años ha sumado a sus muchas rarezas de asceta y misántropo solitario un particular síndrome de Diógenes que le lleva a acumular fajos de billetes en su mansión de California. Pero el periodista Howard Sounes, quien lleva meses actualizando su libro «Down The Highway», la más detallada biografía sobre el músico, tiene una explicación más verosímil: «Está dejando todos sus asuntos en orden antes de morir», afirma en una entrevista en el diario «Daily Mail». No es que Dylan contemple lo inevitable en un futuro inmediato, aunque sí lo ve relativamente cercano, más aún cuando en su cuerpo acumula años de adicciones poco saludables. De manera que, según Sounes, ha decidido preparar un legado lo más funcional posible a su larga y variada descendencia: «Tiene una familia numerosa a la que está muy unido. No quería dejarles la tarea de manejar su catálogo de canciones, que es un negocio complejo en el que hay que tomar cientos de decisiones. Vender los derechos a Universal le permite pasar a sus muchos hijos y nietos un importante capital en efectivo en lugar de un dolor de cabeza». Sin duda, habrá mucho para repartir, aunque no se sabe entre cuántos, porque la carrera amorosa de Dylan ha sido casi tan prolífica como su talento artístico, aunque más caótica. Se estima que tiene, al menos, nueve hijos concebidos con cuatro mujeres distintas: cinco biológicos, una adoptada y tres no reconocidos públicamente, que esconde tras el hermetismo que siempre ha impuesto sobre su intimidad.
Singular sentido de la pareja
Las innumerables (en el más estricto significado de la palabra) mujeres de su vida dan una idea de su singular sentido de la pareja y la familia. La artista neoyorquina Suze Rotolo fue quien primero lo experimentó. Tres años de relación con el jovencísimo músico y el último de ellos tuvo que compartirlo con la cantautora Joan Báez, una gran estrella en ese momento convertida en mentora y amante de ese chico tan prometedor. Báez finalmente lo tuvo solo para ella, formando una de las parejas más famosas de la época, hasta que con Dylan ya volando solo decidió acompañarle en una gira por el Reino Unido en 1965.
A Báez se le ocurrió proponerle aparecer juntos en el escenario, pero él se negó. Fue su forma de decirle que lo suyo ya no tenía recorrido. Si le quedaba alguna esperanza, se disipó cuando supo que en el hotel de Londres donde se alojaban, Dylan se citaba con un nuevo amor, Sara Lownds, con la que se casaría unos meses después. De hecho, ella ya estaba embarazada, casi a punto de dar a luz, y aportó una hija de una anterior relación que Dylan adoptó. Tras ese primer niño en común llegaron otros tres y, en paralelo, una sucesión de aventuras del músico que Sara sobrellevó para no perderle. Así que tuvo que ser él quien pusiera fin a su matrimonio. Una mañana, Sara se levantó y se encontró en la cocina a sus cinco hijos desayunando con papá y una chica llamada Malka, la última conquista del seductor. Luego señaló a Sara la puerta de salida de la casa. En el juicio por el divorcio (1977), ella adujo que había sufrido malos tratos durante los años de convivencia y obtuvo la custodia de los niños. Liarse con la psicóloga que Sara había contratado para ayudar a sus hijos con la separación fue la manera en que Dylan dejó constancia de que nada le haría cambiar su naturaleza voluble.
Después de la terapeuta transitaron por su vida y su dormitorio la actriz Mary Alice Artes, Helena Springs, una de las coristas de su grupo, la cantante Carolyn Dennis y la también intérprete Ruth Tyrangiel. Todas al tiempo. Ruth fue su pareja de hecho, la más estable, entre 1974 y 1992. Sin embargo, fue Carolyn la que se convirtió en su segunda esposa en 1986, después de haber dado a luz a una niña de Dylan, su quinta biológica. Como Ruth, Carolyn rompió con él en 1992.
¿Décima paternidad?
Antes de ser padre por sexta vez, el músico había comenzado un romance con su road manager, Susan Ross, quien hastiada de ser solo una más durante 12 años, curó su despecho haciendo público a finales de los 90 que Dylan se llegó casar con otra de sus coristas, Clydie King, con la que tuvo dos de sus hijos no reconocidos públicamente. La cantante Carol Woods le habría dado otro niño. Y, siempre según Ross, la prole se incrementaba con otras mujeres desconocidas. De hecho, se rumorea que en estos últimos años ha mantenido una nueva relación que le ha hecho ser papá (¿por décima vez?) cuando ya quizá solo tendría que ser abuelo.
Sin embargo, a pesar de tanto devaneo, no ha habido ninguna demanda de paternidad. Probablemente, porque Bob Dylan cuida de ellos. Y, dado el volumen de su fortuna, ahora aumentado, seguirá protegiendo muy bien a todos cuando se haya ido.
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