"Ambiciones"
La vida de Carmen Bazán alejada de María José Campanario
Vive con su hija Carmen Janeiro y su pareja Luis Maseveu después de pasar una etapa de depresión y soledad
Ni tilín ni tolón, el repique de la nuera Campanario le suena a mil demonios a Carmen Bazán. La suegra se vio desplazada en el corazón de su hijo cuando María José se hizo con el feudo de “Ambiciones”. La madre del torero se vio “forzada” a dejar la finca y marcharse a una pequeña casa baja, en la que ha vivido en solitario durante años. Con la discreción por bandera, alejada de los medios, ahora reside en Marbella, en el casoplón que su hija Carmen, la Jesulina, ocupa junto a su novio millonario, el empresario Luis Masaveu, quien parece llevarse bastante mejor con su suegra que Campanario.
Carmen es una mujer de costumbres sencillas, de ir al mercado o dar paseos, dicen que cocina muy bien y que no da el menor problema, habida cuenta de que tiene un carácter sosegado y tranquilo. Desde que se separó del ya fallecido Humberto Janeiro, no se le ha conocido una nueva pareja, debió quedar tan escarmentada por los devaneos del que fuera su marido con otras, que cerró las puertas al amor definitivamente. Su pasión son sus nietos, como abuela no tiene parangón, pero hace tiempo que no ve a los hijos de Jesulín y Campanario.
En la mansión de Luis no le falta de nada, la tratan como a una reina. La familia Masaveu es la undécima fortuna de España, se estima que su patrimonio no baja de los dos mil quinientos millones de euros. Carmen Janeiro es autosuficiente económicamente, le va muy bien como profesora de yoga, enseñanza que aprendió del maestro Javier Castro, su gurú espiritual. En cuanto a la relación con su madre es perfecta, se entiende muy bien y, además de madre e hija, son amigas y confidentes.
En el entorno de Bazán explican que “la madre de los hermanos Janeiro pasaba una mala etapa cuando su hija Carmen la rescató de la tristeza y la soledad. Estaba algo deprimida. La muerte de su ex marido Humberto, aunque acabaron fatal, la afectó mucho... ahora está mucho más animada y muy bien cuidada, aunque después de una vida sin estrecheces ahora nota lo que supone la dependencia económica”.
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