Crónica

Nati Abascal, reivindicada en un maravilloso libro

Nati Abascal
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El libro de «Rizzoli» y la Fundación Jumex de Arte Contemporáneo es un volumen de lujo muy bien encuadernado en tapa dura, se compone de casi doscientas páginas. No es algo ligero. Se trata de una obra redonda donde la sevillana es calificada y definida como «eterna musa inspiradora de diseñadores». Resulta exacto, muy cierto, acertado. Corresponde a la realidad de lo que siempre, espectacular y sorprendente,Nati supuso para la moda española, en la que desembarcó tras aprender en América con grandes como Oscar de la Renta, que además era su íntimo. Posteriormente hizo migas con Valentino, que la redondeó igual que lo intentó Woody Allen en su película «Bananas».

Pero el cine no era para Nati, que retrataba mal, y que en lo suyo –zapatero, a tus zapatos– siempre resultó espectacular, refinada, exacta, llamativa y sorprendente. No es moco de pavo y ocupó toda una época de España, algo bien reflejado en su «abundante y vistosa colección con modelos de Emilio Pucci, Valentino o Christian Lacroix. Pero sobresalen por cantidad los diseños de Valentino y Oscar, lo mismo de calle que para fiesta. En ocasiones son provocadores y desafiantes, generalmente rojos en el repetido caso de Garavani que lo tenía y repetía como color fetiche aunque en terciopelo tampoco desdeñaba usar el negro. Dos centenares de obras maestras y únicas, con grandes faldas rojas arremolinadas sobre atrevidas medias azul noche y enormes y anchos taconazos. Ruptura total de lo establecido y burguesito. Lección de atrevimiento y Alta Costura. Valentino lo imponía, igual que grandes flores en el pelo, generalmente hacia la nuca, un bueno y vistoso contrapunto al traje. Sobresalían de las desnudas espaldas. También resaltaba el complemento de enormes collares, habitualmente con dos gruesas vueltas, desafiantes sobre los enormes escotes o acompañando chaquetillas. Mas clásica y «achanelada» creaba la tarde, con chaquetas por debajo de la cintura y faldas diez centímetros bajo de la rodilla. A Nati le gustaba destacar, sorprender. Era carnavalesca. Si no existiera, habría que inventarla. Verdaderamente es irrepetible, atrevida, única.