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La princesa Latifa, en Madrid tras su llamada de auxilio en febrero
La hija del emir de Dubái ha sido fotografiada con una amiga en el aeropuerto de Barajas
La princesa Latifa(35 años), la hija secuestrada del emir de Dubái, ha aparecido de nuevo en una imagen compartida en las redes sociales, en la que se la ve en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas de Madrid durante unas supuestas vacaciones. Latifa al Maktoum, cuyo paradero ha sido un misterio desde que fue detenida huyendo de Dubái en el año 2018 y arrastrada de regreso a casa por las fuerzas armadas, aparece en la foto junto a su amiga británica Shered Taylor.
«Gran fiesta europea con Latifa. Nos divertimos explorando», escribe junto a la imagen la profesora, ex integrante de la Royal Navy y empleada de la familia real de Dubái. Y a la pregunta de un seguidor sobre si Latifa se encuentra bien, contesta que «está genial». Es la última aparición pública de Latifa después de varios meses presuntamente encerrada en una «cárcel-palacio» en Dubái. El 21 de mayo se publicaron otras instantáneas de la princesa en el Mall of the Emirates con dos mujeres, una de las cuales era Taylor, que estaba sentada a la izquierda de la princesa. La otra joven ha sido identificada como Lynda Bouchikhi, directora de eventos franco-argelina. Después, una segunda fotografía mostraba a Latifa sentada junto a Taylor en el balcón de un restaurante italiano llamado Bice Mara, con el horizonte de Dubái de fondo. Y en una tercera Latifa aparece con una tercera mujer identificada como la médium psíquica que se hace llamar Fiona Day.
La publicación de estas imágenes no ocultan la preocupación latente por la seguridad de Latifa, ya que no ha hablado directamente. De hecho, siempre son publicadas por personas que trabajan para el entorno de la familia real.
David Haigh, cofundador de la campaña para liberar a la princesa y denominada «Free Latifa», ha compartido por su parte un comunicado en el que parece mostrarse satisfecho con esta nueva prueba de vida de la chica, ya que anuncia que la campaña ha decidido pausar su actividad por el momento. «Estamos contentos de ver que al parecer Latifa tiene pasaporte y puede viajar y disfrutar de un creciente nivel de libertad. Son pasos muy positivos», escribe. La incertidumbre por el estado de la princesa surgió por primera vez en 2018, cuando se supo que había intentado huir de Dubái y denunció las garras controladoras de su padre, el jeque Mohammed Bin Rashid Al Maktoum. Tras contar con la ayuda de la instructora de paracaidismo Tiina Jauhiainen y un ex espía francés, Herve Jaubert, dejó los Emiratos Árabes Unidos rumbo a Omán, donde abordó un barco y navegó hacia lo que esperaba sería un refugio seguro en la India. Pero, cuando el trío se acercó a la costa, fueron emboscados por comandos indios armados y llevados de regreso a los Emiratos, donde Latifa casi desapareció de la vista del público.
«Soy rehén en una villa. Una casa sin ventanas convertida en cárcel», explicó en un vídeo registrado con un Smartphone que lograron pasar de contrabando. «Estoy grabando desde el baño, porque es la única habitación que puedo bloquear. Soy una rehén confinada en solitario, sin inculpación ni juicio».
Paso al frente
El clip sirvió para probar el infierno que sufría Latifa hace solo tres años. Esta hija del billonario autócrata de Dubai –que a la vez ejerce de primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos– no estaba cómoda entre la realeza persa. Comprometida con la igualdad, los derechos de los animales y la libertad de expresión, proyectaba al exterior una vida de lujo y confort, pero carecía del calor y la protección familiares. Por ello, dio un arriesgado paso al frente. En el testimonio que subió a YouTube aseguraba que anhelaba ser libre, y era consciente de que esas podrían ser sus últimas palabras en vida. «Seré castigada, no sé qué me ocurrirá, o cuánto durará. Y si deciden liberarme, no sé cómo será mi vida», especuló entonces.
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