Más madre que reina
Mary de Dinamarca habla del síndrome del nido vacío tras la marcha de su hijo Christian a África
El príncipe heredero se ha tomado un año sabático y pasará los próximos tres meses trabajando en una granja. Su madre tiene sentimientos encontrados
No han sido meses sencillos para la Corona danesa. El huracán Genoveva Casanova azotó con fuerza los cimientos de palacio cuando aparecieron en el kiosco rosa español unas fotografías del ahora rey Federico X de Dinamarca con su amiga paseando por las calles de Madrid. Se habló de una posible traición a su mujer, Mary Donaldson, pues pasó la noche en su domicilio. El escándalo fue mayúsculo, lo que precipitó la abdicación de la reina Margarita para desviar la atención y el debate. En todas las conversaciones el Monarca sale mal parado. Pero no solo él ha sufrido las consecuencias de sus rumoreados desmanes, pues también sus hijos han sido víctimas indirectas de tanto trajín mediático. Quizá sea por eso que el príncipe Christian de Dinamarca haya decidido tomarse un año sabático, el cual le llevará a pasar los próximos meses en África.
Es cierto que esto del año libre para conocerse a sí mismo y tener contacto directo con el mundo es una tradición en la monarquía danesa. Ya lo hizo en su momento la reina Margarita y también su hijo Federico, ahora le llega el turno al príncipe heredero. Necesita coger cierta distancia antes de meterse de lleno en su preparación para el trono, lo que incluye estudios universitarios y una formación militar, además de idiomas, nociones de diplomacia y un sinfín de recursos. Pero ahora en el horizonte tan solo le espera una granja, en la que se ha instalado ya este miércoles 4 de septiembre. Una labor atípica para el futuro de una de las grandes monarquías europeas, pero que es parte de su aprendizaje vital. Hará los trabajos habituales de este tipo de explotaciones, además de tomar responsabilidad en cuestiones administrativas. Sea como fuere, es una aventura y la reina, como madre, lo está pasando mal.
Mary Donaldson está sintiendo ya el síndrome del nido vacío, aunque esta no sea la primera vez que tiene que separarse de su primogénito por cuestiones académicas. Pero ahora lo hace para volar por libre, en un año sabático que le lleva a tierras africanas y ella, como madre, lo vive con cierto temor, aunque con la certeza de que le servirá para aprender valiosas lecciones de vida: “Esperamos con ansias todo lo que experimentará y aprenderá en su viaje, pero al mismo tiempo lo echaremos mucho de menos”, asegura la propia consorte danesa a la revista ‘Billed-Bladet’. Es entendible, pues el príncipe Christian no tiene previsto regresar a casa hasta el próximo mes de diciembre, cuando se cumplan los tres meses acordados en su colaboración con la granja en África.
“La pareja real y el príncipe heredero esperan que se entienda que la estancia en el extranjero será privada de principio a fin. Por ese motivo, no se publican más detalles sobre la estancia”, dejaban claro desde el primer momento que se dio a conocer el viaje del príncipe Christian a África. No habrá imágenes oficiales de su estancia en la granja, al menos no a lo largo de los tres meses que dure su estancia, para proteger su seguridad y no desvelar su paradero concreto. Además, se advierte de antemano de que el flujo de información al respecto será nulo, por lo que se salvan las espaldas ante posibles demanda de más detalles. Lo mismo hizo su padre en 1989, cuando trabajó en una finca vinícola de California, o su abuela Margarita, que hizo lo propio, pero en América del Sur y del Este en la década de los 60.
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