
Tradición polémica
La sangrienta escena que Kate Middleton evitó que sus hijos viviesen
Se trata de una tradición "bárbara" en la familia real británica que la princesa de Gales se negó en rotundo para proteger a sus vástagos

Kate Middleton está dando cada vez más pasos públicos y menos privados, lo que le acerca más a la normalidad que tanto ansiaba. El trabajo ha sido para ella una prioridad marcada desde que la salud le jugase una mala pasada. El cáncer que le diagnosticaron a finales del 2023 y que marcó el pasado año, pasando por quirófano en enero de 2024, a la par que su suegro, el Rey Carlos III de Inglaterra, le hizo replantearse su esquema de prioridades. Por encima de todo estaba su familia y poco le importaba el resto, más allá de recuperar su propia salud para poder disfrutar de sus hijos lo máximo que pudiese. Reconocía que transitaba días buenos en los que podía estar con ellos y otros días nefastos en los que le flaqueaban las fuerzas, pero que por ellos hacía un sobreesfuerzo. Pero la protección de sus vástagos va mucho más allá de su propia enfermedad, pues incluso le ha llevado a plantar cara a las tradiciones más arraigadas de la familia.

Desde el diario alemán ‘Bunte’ se ha subrayado el pulso que ha mantenido Kate Middleton con la familia de su marido, el príncipe Guillermo. No quería que los príncipe George, Charlotte y Louis tuviesen que pasar por una traumática situación que, a buen seguro, marcó la infancia de su padre y también de su tío, el príncipe Harry. Lo que desde la prensa alemana definen como “extraña tradición”, aunque también utilizan calificativos como “bárbara” o “sangrienta” para definirla. Una costumbre que pasaría de padres a hijos, perpetuándose entre generaciones para los miembros de la casa real británica. Tienen muchas, algunas curiosas como pesarse antes y después de la cena de Nochebuena para ver qué miembro de la familia ha comido más y ha sacado más provecho de los manjares que se disponen en las mesas. Pero nada tiene que ver con esta otra a la que Kate ha dicho “no” para proteger a sus hijos de un trauma asegurado.
Se trata de la conocida como ‘Royal Blooding’, que podría traducirse como “sangrado real”. En ella, los miembros más pequeños de la familia se unen a sus padres en sus cacerías, para así transmitir sus enseñanzas en esta práctica y animarles a continuar con la tradición. Pero la parte que menos gracia hace a Kate Middleton es cuando sus hijos tendrían que ser marcados con la sangre de su primera víctima. La presa del animal que han dado caza en presencia de los menores sería desangrada y con su líquido vital se mancharían sus rostros. A la madre no le atraía nada la idea de que sus vástagos pasasen por tan traumática ceremonia: “La princesa Kate logró prevalecer y poner fin a esta costumbre bárbara”. Es más, se mantiene que fue la propia princesa de Gales la que pasó por tan mal trago para que sus hijos no tuvieran que presenciarlo.

Con ello, los futuros reyes de Inglaterra desean darles a sus hijos una vida lo más normal posible, dentro de las diferencias que marcan su sangre azul y destino real: “La vida puede ser bastante estresante para los hijos de Kate Middleton y el príncipe Guillermo y no solo cuando están de caza. Aunque sus padres se esfuerzan por brindarles una educación liberal y quieren dar a Louis, Charlotte y George una infancia lo más despreocupada y normal posible, hay algunas reglas que deben seguir”, aseguran desde ‘Bunte’. Un medio alemán que destaca otras costumbres por las que deben pasar los príncipes de Gales con sus hijos, como es el hecho de que su hija debe vestir por protocolo siempre un vestido en sus apariciones públicas, mientras que sus hermanos no pueden llevar pantalones largos hasta que cumplan los 8 años. No obstante, Kate Middleton también se ha plantado en esta cuestión y George ya ha lucido pantalones largos en público, demostrando que se pueden modernizar las costumbres palaciegas sin que suceda nada, más allá de las críticas de los más conservadores.
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