Miocardiopatías hipertróficas

Depardieu y la mala educación

Sus polémicas declaraciones le tienen en el punto de mira.

Actor Gerard Depardieu poses for photographers during a photo call for the film Valley of Love, at the 68th international film festival, Cannes
Actor Gerard Depardieu poses for photographers during a photo call for the film Valley of Love, at the 68th international film festival, CannesThibault CamusAgencia AP

 Gérard Depardieu no necesita ni abrir la boca para meterse en líos. Ya lo hizo en el pasado y ahora, la polémica, vive de rentas. Hace unos días la cosa era que una periodista española presentaba una denuncia contra él porque, supuestamente, la violó hace casi treinta años. En el 95, para más señas. Yo no sé ni qué estaba haciendo en el 95. El 95 es el año en que ETA asesinó a Gregorio Ordóñez. También es el año en que se estrenó «Toy Story» y nacía Ibai Llanos. Ha llovido mucho desde 1995 y la periodista en cuestión, no recuerdo el nombre, sigue teniendo como un hito reseñable en su página de Wikipedia que entrevistó a Gérard Depardieu. Igual yo soy una tiquismiquis, pero si Depardieu me hubiese hecho algo tan traumático como para denunciarle después de veintiocho años, igual no habría presumido de entrevistarle durante esos veintiocho años. Pero yo qué sé, cada uno gestiona sus dramas como puede.

El caso es que si no necesita violar a nadie hoy para que le denuncien, tampoco necesita decir nada inconveniente para copar titulares. La impertinencia de turno se remonta al año 2018 y la soltó en Corea del Norte. Pero se ve que hoy, cinco años después, un alma sensible las ha escuchado y le ha parecido inaceptable. Lo que se escucha decir al actor en una filtración es algo como que «a las mujeres les encanta montar a caballo. Sus clítoris rozan la silla. Disfrutan mucho. Son unas zorras». 

Yo, que no soy muy de escandalizarme ni de pedir la cabeza de nadie por rencor retroactivo, he recordado aquel sketch de Martes y Trece de las bicicletas sin sillín. Al paso que vamos, acabará siendo delito ser un impertinente, un grosero o un maleducado. O haberlo sido en algún momento pasado.