Comunidad de Madrid
El Príncipe hace doblete
Quien nos iba a decir que tras una interminable jornada de ensayos de discursos, presentaciones y protocolo para la presentación la semana que viene el Lausanne de la Candidatura de Madrid 2020, el Príncipe de Asturias sería capaz de acudir en una misma noche a dos conciertos de música. El viernes a primera hora acudía en compañía de su esposa, Doña Letizia, al concierto de los Hombres G de David Summers en el estadio de La Raqueta. Compartieron bailes y palmas a ritmo del archiconocido «Sufre mamón» hasta que, como la Cenicienta, antes de la media noche, abandonó a Doña Letizia para acudir a la Plaza de Toros de las Ventas. Allí, los mejores grupos del pop español se dieron cita para apoyar la Candidatura Olímpica Madrid 2020. Todos al grito de «...para cumplir un sueño» dieron lo mejor de siímismos. La suave brisa hizo que los temas de Auryn, La Oreja de Van Gogh, Juan Magán, Joaquín Sabina, Melendi, Los Secretos, Miguel Ríos, Víctor y Ana, Cómplices, Nacha Pop, La Unión, La Orquesta Mondragón flotasen en el aire llevando sus notas hasta todos los rincones de la plaza. Se revivieron los ochenta y los noventa, eso sí, a golpe de canas y algunas arrugas más. Arturo García, director de Global Team Marketing, consiguió una memorable convocatoria artística y ciudadana. No faltaron políticos, artistas, periodistas y personajes del papel «cuché». La plaza estaba a reventar, pero donde se partía el bacalao era en el «backstage», la zona de camerinos y las barras VIPen la que La Unión, Rafa Sánchez, Mario y Luis Bolin, se fundían en abrazos con Nacha Pop, Los Secretos, Javier Gurruchaga o Cómplices.
El Jamón de «Pata Negra» caía a la misma velocidad que los grupos subían y bajaban del escenario. «...O cortas el jamón o le hincamos el diente» decían al unísono los legendarios músicos. Lo que no sabían es que el jamón que estaban a punto de devorar a mordiscos estaba destinado al Príncipe Felipe, presidente de honor de la Candidatura Madrid 2020.
En el palco del Ayuntamiento
Rondaba la media noche cuando un joven muy alto y con barba canosa se abría paso entre los artistas, periodistas y trabajadores que ocupábamos el pasillo que conducía al palco que el Ayuntamiento de Madrid le tenía reservado. Con atuendo informal, (camisa azul marino, vaqueros y náuticos), y una sonrisa sincera, Don Felipe me sorprendió en plena pasillo de acceso a los palcos reservados. Mientras Pipe Yale, veterano fotógrafo de las revistas del corazón, un empleado de la Comunidad de Madrid y yo conversavamos, Don Felipe con un «buenas noches» nos pidió permiso para pasar al tiempo que Pipe Yale rápidamente se desentendía de nosotros para llevarse la exclusiva del mes con su cámara. Los primeros comentarios de la noche fueron: «¿Ha venido solo?, ¿has visto si Letizia ha venido con él?» A lo que yo respondía a todos y sobre todo a todas las que preguntaban: «Letizia no trabaja los fines de semana, ¿no lo habéis leído? Además, ella es más joven y le tiran más los ''Hombres G''».
En la madrugada del sábado, Don Felipe se ganó el sueldo. Debería aprender Melendi lo que es hacerse fotos durante hora y media sin perder la sonrisa, y sin dejar de «wasapear» con su mujer dedicándole canciones y sus letras. Nada más ocupar su sitio en el palco sonaban «...Vaya... vaya... aquí no hay playa...». Don Felipe como uno más bailaba y sonreía disfrutando del concierto. El momento más tierno fue durante la actuación de Los Secretos y la interpretación de la mítica canción «Por el Bulevar de los Sueños Rotos». Entonces los «wasap» tenían un destino no muy lejano. Mientras a pocos kilómetros la Princesa Letizia seguía a David Summers, su marido, sabedor de que es una gran amante de la cultura mexicana, le comentaba la canción que escuchaba «...las amarguras no son amargas cuando las canta Chabela Vargas...». Don Felipe dejó definitivamente su móvil tras comenzar los acordes de «A tu lado». Los Secretos nos han hecho enamorarnos bailando y cantando sus letras a propios y extraños, ¿por qué no también a los Príncipes? El viernes me quedó más que claro.
Yo no daba crédito a el momento tan «cool» que estábamos viviendo, cuando veo en las pantallas gigantes del escenario la imagen en directo del Príncipe de Asturias. En ese momento, decenas de jóvenes y no tan jóvenes le comenzaron a fotografiar con sus móviles. Decidí hacerme también una foto ante la sorpresa de Don Felipe. Le dije... «Señor, yo también quiero mi foto. No voy a ser menos...». Don Felipe accedió amablemente con la misma sonrisa que le acompañó toda la noche. Nos dimos la mano, las gracias y seguimos pegando botes con Miguel Ríos, que lejos de jubilarse nos va a enterrar a todos.
La noche fue redonda. Por un sueño estuvimos allí, y por una ilusión pudimos los madrileños disfrutar de la mejor música y la mejor compañía en la primera noche de verano en la que Madrid volvió a tocar el cielo y el Príncipe Felipe hizo su primer «doblete».
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