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Entrevista

Marisa Jara: “En España, la gente está muy obsesionada con el cuerpo”

Embarazada de su primer hijo, ha aparcado temporalmente su carrera de «modelo curvy», donde es una de las más figuras más cotizadas

Marisa Jara
Marisa JaraLa RazónLa Razón

Marisa Jara ha cumplido su sueño y en primavera nacerá su bebé. Siempre quiso ser madre como asegura en esta entrevista. Cuando era pequeña y la preguntaban que quería ser de mayor decía que «mamá». Ese deseo sirvió para que le detectaran un tumor. Estaba a punto de someterse a un tratamiento de fertilidad con donante y fue entonces cuando se lo descubrieron. En esa nueva etapa ya curada retomó su relación con su novio Miguel Almansa y se quedó embarazada. La suerte estaba de su parte y el destino también.

En el pasado tuvo situaciones complicadas por el desprecio de modelos y firmas que la consideraban gorda para formar parte de ese mundo. Siguió su camino ajena a las críticas y ahora es una de las modelos «curvy» más cotizadas. Ha dejado esta faceta hasta que llegue el nuevo miembro de la familia. Sigue diseñando pendientes de su firma JadeJara y es imagen de Levi’s y la clínica de reproducción asistida EVA.

-¿Cómo está?

-Encantada de la vida. Una etapa muy bonita, tranquila y con un embarazo fantástico. No puedo pedir más después de los años que nos ha tocado vivir por la pandemia.

-Un embarazo muy deseado...

-Llegó cuando tenía que llegar con un padre como Miguel que es la mejor persona del mundo. Bueno, generoso, cariñoso, pendiente de mí. Nos dimos una segunda oportunidad y ha salido redondo.

-¿Se cuida más?

-Me tomo la vida con menos agobio. Y, en cuanto a la alimentación, me cuido porque soy de engordar, pero no me obsesiono.

-¿Siempre quiso ser madre?

-Cuando me preguntaban que quería ser de mayor o a qué me quería dedicar decía lo mismo: «Quiero ser mamá». Y así ha sido, pero no como una necesidad sino como un deseo. Hay mujeres que optan por no serlo y es igual de válido.

-¿Lo hubiera sido sin pareja?

-Claro. En ese momento no tenía pareja e iba a empezar un tratamiento de fertilidad. Y fue cuando Miguel y yo volvimos a encontrarnos. Desde el primer momento quiso también ser padre. No hubo dudas y los primeros meses de relación lo hablamos. Estábamos los dos de acuerdo.

-Hace treinta años ser madre soltera estaba mal visto...

-El mundo evoluciona y hay muchos menos prejuicios. Las personas son más abiertas a la hora de hacer juicios de valor. Por ejemplo, antes no había modelos «curvys». En los desfiles si tenías una talla 38, te llamaban gorda. A mí me han mirado mal por ser grande. Y era impensable que chicas con vitíligo hicieran producciones de moda o desfilaran.

Marisa Jara y Miguel Almansa
Marisa Jara y Miguel AlmansaRaúl TerrelEuropa Press

-¿Sigue como modelo «curvy»?

-Soy imagen de Levi’s y de una clínica de reproducción. Ahora he dejado de desfilar por el embarazo, pero hasta hace poco tenía la agenda llena. Empecé gracias a la firma de bañadores Adela&Vicki . Adela Penedo me dio la oportunidad de hacer un desfile con sus diseños y fue un éxito. A partir de ese momento me llovieron las ofertas y le diré que las «curvys» tenemos un caché alto.

-Siguen desfilando mujeres muy delgadas...

-La verdad es que se estaba avanzando mucho en ese aspecto de mujeres más grandes y ahora parece que ha vuelto la delgadez extrema. Y es peligroso porque también aumenta la anorexia. En España la gente está muy obsesionada con el cuerpo. Pero, sobre todo, en Francia. Se dijo que se iba a controlar el peso de las modelos, pero no se ha hecho.

-¿Instagram y sus filtros es un peligro para las jóvenes?

-Hace mucho daño porque la realidad no es así. Hay retoques, edición y lo mismo pasa con las fotografías de las producciones de moda y anuncios. Hay un equipo que suprime las imperfecciones, creando problemas mentales, de inseguridad, bulimia y anorexia.

-¿Cómo recuerda aquellos inicios sola en Japón?

-Con cariño. En ese viaje cumplí 16 años, y aunque iba muy apoyada por la agencia Elite tuve momentos de soledad. Todas vivíamos en un apartamento y lo pasábamos muy bien. Nos cuidaban mucho, pero no conectaba. En cambio en Estados Unidos pasé dos años estupendos. Llegué a Miami, después de pasar hambre y frío en París, y me encontré con el paraíso.

-¿Por qué pasaba hambre?

-Exigían muchísimo. No se podía engordar ni un gramo. Recuerdo París con poco cariño, la verdad.

-El cáncer le toco de lleno...

-Lo conté porque no había razón para esconderlo. Y además lo descubrieron por causalidad. Iba a comenzar el tratamiento de fecundación y mi ginecóloga me mandó pruebas y en una de ellas apareció el tumor. Cuando me lo dijeron estaba con mi madre que casi se desmaya. Yo me lo tome más fríamente porque era como si no fuera conmigo. La actitud es fundamental en la vida, pero más aún cuando te dicen que tienes un cáncer.

-¿Es leyenda o realidad el corte que le dio a Briatore?

-Es verdad. Estaba en Barcelona en una fiesta y cuando me lo presentan me dijo: «Eres muy bella pero demasiado baja». Yo le contesté que él era«demasiado mayor».