Entrevista
La Navidad más triste de Ramiro Oliveros tras la muerte de Concha Márquez Piquer: “No estoy para celebraciones”
El actor afronta sus primeras fiestas sin el amor de su vida, Concha Márquez Piquer. Iban a cumplir 40 años juntos
El pasado 18 de octubre, la muerte de Concha Márquez Piquer dejaba a su marido, Ramiro Oliveros, hundido en la pena. El matrimonio iba a cumplir cuarenta años de relación sentimental sin fisuras el próximo 31 de diciembre, la misma fecha en la que la cantante celebraría sus 76 años de vida.
Hoy, Ramiro se agarra a su hija Iris para paliar, en cierto modo, el drama familiar. Apenas sale de casa, hace una vida muy tranquila y deja pasar los días anclado en el recuerdo de quien fue el gran amor de su vida. Es pronto para recuperar la sonrisa, olvidar el dolor y abrirse a una nueva existencia. El actor es un hombre discreto, no le gustan las entrevistas,ymenos desvelar intimidades, pero hace una excepción para LA RAZÓN y expresa su estado de ánimo ante unas fiestas que no tiene ganas de celebrar.
«Estoy más o menos bien, bueno, por lo menos tranquilo. No queda más remedio que asumir la realidad. Y voy a echar a correr de un momento a otro…, no nos queda otra».
¿Una huida hacia delante?
Quiero decir que no estoy para celebraciones, es fácil de entender, ¿no?
¿No le gustan las Navidades?
Estas fiestas nunca me han gustado. Ni a mí ni a mi esposa Concha.
Recuerdo que todos los años dejaban España y se iban de viaje antes de Nochebuena y no regresaban hasta mediados de enero.
Efectivamente. Viajábamos al extranjero, a Tailandia, Nueva York. Londres… Siempre fuera de aquí. Las Navidades son una tontería, muchos las celebran como una obligación.
¿Y este año se irá también?
No, me quedaré en Madrid con mi hija Iris.
Es ella su mejor apoyo en estos momentos tan duros.
El mejor, mi hija es una mujer maravillosa que me está apoyando muchísimo.
La última vez que le vimos en un acto social fue el 12 de noviembre, cuando acudió con Iris y Conchitín, la hija de Concha y Curro Romero, al estreno del espectáculo «En tierra extraña», en el que la cantante Diana Navarro se mete en la piel de doña Concha Piquer, la suegra de Ramiro.
¿Sigue viviendo en la casa familiar de Somosaguas?
Aquí sigo. Cada rincón me trae un buen recuerdo de esos casi cuarenta años de felicidad junto a Concha.
¿Hay alguno en especial?
¿Uno? No, muchos. Y los voy razonando y gozando…
Le noto más optimista que cuando le llamé para darle el pésame… Es buena señal.
Es que me he tomado dos copas, ja, ja, ja. Bueno, en serio, sí, estoy mejor. Poco a poco.
No sería mala idea que escribiera un libro sobre su vida y anécdotas con Concha.
Mi mujer ya publicó sus memorias, recuerdo que usted estaba allí cuando se presentaron.
Pues ahora, las suyas.
Tengo escrito algo, pero ahora no me quedan ganas de escribir más. Ya veremos en el futuro. Si me decido, le avisaré.
En el testamento de Concha, dos grandes casas, una en la exclusiva urbanización de Somosaguas, y la otra en pleno Paseo de la Castellana: «La primera se la dejó mi mujer a nuestra hija Iris, y la segunda, a Conchitín».
El 31 de diciembre hubiera cumplido con su esposa casi 40 años de feliz matrimonio...
Ese día era muy especial para los dos, porque también es el del cumpleaños de Concha. En 1982 celebramos nuestro enlace matrimonial por lo civil. Era fin de año y nos casamos en el juzgado, con tan mala suerte que pillamos los dos un fuerte resfriado…
No hubo boda religiosa. Aunque Ramiro ha reconocido que «no soy un fanático de la Iglesia», fueron las convicciones religiosas de Concha las que impidieron que la cantante diera su brazo a torcer y facilitara la anulación a Curro Romero, para que el torero pudiera casarse con su actual pareja, Carmen Tello, en el altar.
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