Policía del estilo
El peligro de desabrocharse el tercer botón
En verano es muy complicado vestir bien en comparación con el invierno
Es difícil vestir bien en verano. Las cosas como son. En invierno, la infinidad de capas de ropa que debemos llevar para protegernos del frío nos ayuda a disimular una gran cantidad de errores que podemos cometer a la hora de salir a la calle. Pero cuando llega la canícula al interior de la península… ¡agárrense los machos!
El hombre –porque en este caso hablamos del género masculino– es un ser que se expande por imitación. En el caso de la ropa, más si cabe. Si alguien pensaba que la masculinidad llevaba a la individualidad, que se vaya olvidando de ese cuento. No hay nada como un valiente que se atreva a vestir de tal o cual manera, para que con la excusa de «se lo he visto a…» el resto le siga. A comienzos de siglo la excusa fue el exfutbolista David Beckham. A día de hoy, nos vale cualquier instagramer con más de 10.000 seguidores.
Esto tiene sus consecuencias, como es el caso que vamos a tratar hoy. Hasta hace relativamente poco, al hombre le costaba enseñar el cuerpo. Verle en pantalón corto era algo extraño y, de hecho, cuando se empezó a animar a quitarse ropa, lo primero que hizo fue depilarse, para seguir manteniendo la imagen de dios griego.
Con el tiempo, y la tendencia general del body-conscious, se han ido derribando una serie de mitos que han venido acompañados de cada vez de menos ropa. Y aquí es donde encontramos uno de los mayores errores de estilo del verano. ¡Ay, bendito invierno! El hombre tiene que tener claro una cosa: si en la cena en su restaurante favorito, lleva más escote que su chica, algo está haciendo mal. Basta ver a Iñigo Onieva, el novio de Tamara Falcó, y su tendencia a desabrocharse más de dos e incluso tres botones en cuanto tiene la oportunidad. Seamos claros: no queda bien que parezca que las gafas de sol las llevas colgadas del ombligo. Un botón desabrochado, es necesario. ¿Dos? Lo más indicado. ¿Tres? Ojo, cuidado. ¿Cuatro? Gran error.
Pero no se piensen que es el único, porque de Sotogrande a Mallorca, de Gracia al barrio de Salamanca o Chamberí, lo de enseñar pecho en verano está muy de moda. Otro ejemplo de ello es el líder del grupo Taburete: a Willy Bárcenas le gusta eso de mostrar que es un hombre de pelo en pecho. Algo que, por ejemplo, odia Cristiano Ronaldo, que puede llegar a tener un escote más grande que su chica, y eso que hablamos de Georgina Rodríguez.
Esta tendencia puede tener también su explicación psicológica. Las horas de gimnasio acumuladas durante todo el año se deben de notar, y qué mejor que una camisa abierta para dejar a la luz unos abdominales en los que se puede lavar la ropa. Es el caso del cantante Sebastián Yatra, que desde que confesó que se curtía en el gimnasio, no pierde ocasión para enseñar pezón. No le debe de quedar claro al intérprete que lo que más nos gusta de él es lo buena persona que parece.
A la hora de enseñar, también nos encontramos con más ejemplos, porque posiblemente a muchas personas les haya venido a la cabeza la imagen del genial Eugenio. El humorista, desaparecido ya hace algunos años, era buen amigo de abrirse la camisa (negra) para dejar ver no solo su pecho poblado, sino también la generosa cadena que le colgaba alrededor del cuello. Y es que, ahora que el hombre también se adorna con oros y piedras preciosas, tiene su sentido (o así lo queremos entender) eso de desabrocharse más de un botón para dejar ver la inversión económica que nos culegan (ya me entienden ustedes por donde voy).
Otros, como es el caso del cantante Justin Bieber, más que joyas en oro prefieren presumir de horas invertidas en el tatuador. Y para ello da igual que se tengan que abrir la camisa o, directamente, prescindir de ella: se enseña «pechamen» y listo.
Parece imposible, pero qué fácil nos lo ponen algunos eso de echar de menos no ya un buen jersey, sino incluso el frío. Y eso que las vacaciones no han hecho más que empezar…
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