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Abatido

La última estocada a José Ortega Cano

No gana para disgustos. El torero atraviesa su peor momento ya que a la crisis matrimonial se une el retraso inesperado de la salida del internado de José Fernando

Tocado y hundido. José Ortega Cano ya no puede más, entre unos y otros le están amargando la vida. Su nerviosismo y estado mental son tan frágiles que hasta se enfrenta, airado, a los reporteros que le preguntan por su vida personal. Y es que el veterano torero no gana para disgustos, y la gente de su entorno no se da cuenta, o no se quiere dar, de que su corazón es débil y cualquier día puede darle un serio disgusto.

El último mazazo tiene como protagonista a su hijo José Fernando, ingresado desde hace años en un centro psiquiátrico de la localidad madrileña de Ciempozuelos. Hace apenas unos días, su padre recibió la triste y dura noticia de que Josefer tendrá que pasar un año más en ese hospital… hasta el segundo trimestre de 2023. La familia estaba convencida de que el muchacho estaría fuera este mismo verano, pero problemas derivados de un proceso judicial han determinado que el internamiento siga siendo efectivo. Aun así, José Fernando goza de permisos cortos, y su padre y su hermana Gloria Camila van a verle casi todos los fines de semana. Allí, el interno ha realizado diversos cursos y talleres, especialmente uno referente a la informática.

El gran disgusto experimentado por Ortega Cano es el último escalón de un sinfín de problemas que últimamente no hacen sino amargarle la existencia. Una fuente cercana al diestro indica a LA RAZÓN que «José ha envejecido en este año mucho más que en los anteriores, su carácter se ha vuelto bastante irascible, salta a la primera de cambio, le pueden los nervios y los disgustos le superan los enfrentamientos entre su mujer y su hija. Se ve en medio y muchas veces la impotencia le arrastra al pesimismo. Además, las entrevista de su pareja, Ana María Aldón en televisión, contando los conflictos familiares, le ha hecho muchísimo daño. No le cabe en la cabeza que su propia mujer eche tanta leña al fuego públicamente. Se siente destrozado, porque piensa que su matrimonio tiene los días contados. Desde luego, la situación resulta ya insostenible…».

José Ortega Cano, Ana Maria Aldón y Gloria Camila en una imagen de archivo
José Ortega Cano, Ana Maria Aldón y Gloria Camila en una imagen de archivoUATGTRES

El pasado domingo, en el programa de despedida de «Viva la vida», Aldón dejaba muy claro que «ya no espero nada de nadie», y no le importó continuar desvelando secretos de alcoba. A Ortega le enfureció su actitud, porque le ha pedido por activa y por pasiva que deje de contar intimidades en la televisión.

Cuando la sanluqueña regresó a casa por la noche, se encontró con su marido y con Gloria Camila, y la bronca entre las dos mujeres se escuchaba desde fuera de la casa. A gritos y reprochándose de todo. Testigos presenciales aseguran que fue una vergüenza. Aunque él niega que ese enfrentamiento se produjera. Un intento vano de esconder la cruda realidad. Esa noche, el diestro se fue a dormir a la vivienda de su hija, y su esposa lo hizo en el domicilio conyugal.

Pero esta historia parece la del cuento del ratón y el gato, que nunca se encuentran e incluso se rehúyen porque está demostrado que José y Ana María hacen lo imposible por no coincidir este verano: cuando uno está en el ático de Costa Ballena, el otro se traslada a Madrid. Hace muchas semanas que no se les ve juntos, evitan cualquier tipo de testimonio gráfico que suponga que hay un acercamiento.

José Fernando Ortega en un juicio en Madrid
José Fernando Ortega en un juicio en MadridGJBGTRES

Evidentemente, la crisis existe, el peligro de una ruptura es cada día más alto, la hija y los hermanos de Ortega no quieren ver a Aldón ni en pintura, la consideran una oportunista que se acercó al torero por puro interés. Pero se olvidan de que hay un hijo de por medio, víctima colateral de todo lo que está ocurriendo, porque el chaval, José María, nos dicen, sufre muchísimo al escuchar que sus padres van a separarse. Adora a ambos y no se quiere ni imaginar la destrucción del matrimonio.

A la espera del museo

La única noticia positiva para este hombre y que le salva un poo de su amargura es la próxima inauguración del museo que llevará su nombre en San Sebastián de los Reyes, su lugar de residencia. Si no surgen contratiempos que lo impidan, la inauguración será el próximo 28 de agosto en un centro dependiente del Ayuntamiento de la localidad, el Centro Etnográfico «El Caserón», situado en la plaza de la Constitución, en el centro del lugar. Ese día veremos la verdadera realidad de una familia que parece desestructurada, porque nadie espera que en una fecha tan especial aparezcan juntas Gloria Camila y Ana María Aldón, o que esta última se junte con los hermanos de su marido. A José le haría muy feliz que entre todos reinara la armonía, empresa a todas luces imposible. Pero algunos le recriminan que no haya sido capaz de reunir a los suyos bajo el mismo techo para intentar solventar sus diferencias.

La diseñadora le reprocha a su marido que no le haya dado su lugar como esposa y madre, que priorice más a su hija, que parece «la mano que mece la cuna» de su padre, y a sus hermanos por encima de ella. No es feliz y Ortega es consciente de ello, pero no hace nada para mejorar un matrimonio que parece a la deriva, que se va hundiendo poco a poco.

Para más inri, se comenta que Aldón podría haber recibido una jugosa oferta económica para convertirse en tertuliana de «Sálvame» a partir de septiembre, y ya escuchamos a su pareja decir que todos los colaboradores de ese programa: «Sois mis enemigos». Ya sería la puntilla, la afrenta más absoluta de Ana a José, la que demostraría, más que nunca, que ignora los ruegos de su marido.

No le pide que deje de trabajar y se convierta en ama de casa, solo que se dedique a su carrera como diseñadora. Es más, incluso entendería que trabajara en televisión si dejara de contar los entresijos familiares. Pero esto es más que imposible, porque a Aldón la quieren para que destripe secretos personales, no para hablar de otros temas. Ya se aprecia un cierto movimiento mediático, que igual fructifica o igual no queda en nada, que aspira a convertirla en la nueva Rocío Carrasco.