Polémica
Ana de Rojas: "Alejandra de Rojas no es mi hermana ni mi hermanastra"
La hija del primer matrimonio del conde de Montarco se sincera sobre cómo afecta a su familia que se cuestione que Alejandra pueda ser hija del Rey Juan Carlos I
La familia de Eduardo de Rojas, el conde de Montarco, que perdió la vida en el año 2005, se ha visto arrastrada por una desagradable polémica que ni buscaban ni esperaban. La publicación del libro «King Corp. El imperio nunca contado de Juan Carlos I», escrito por los periodistas José María Olmo y David Fernández, ha puesto el foco en una antigua sospecha que cuestiona la paternidad del ilustre sobre Alejandra de Rojas, uno de los siete hijos que tuvo con las dos mujeres con las que se casó, María Pardo-Manuel de Villena y Jiménez y Rosario Palacios; y que señala al Rey Juan Carlos I como su verdadero progenitor.
La idea de que Alejandra de Rojas podría ser fruto de una relación extramatrimonial de su madre circula en la familia desde hace tiempo, pero en la casa de Montarco no es plato de buen gusto que este asunto haya alcanzado dimensiones públicas. «No es agradable tener que ver todo ese tipo de titulares en relación a un tema tan chusco como este. Evidentemente, a la familia no le ha sentado muy bien. Soy la única que queda de esta generación Montarco, pero tengo sobrinos, hijos, cuñadas... No es agradable para ellos, ni para mí», reconoce a LA RAZÓN Ana de Rojas, la menor de los cinco hijos engendrados en el primer matrimonio del conde.
Una familia de honor
La discreción es un valor que en su familia se ha inculcado de generación en generación, a través de «una educación con la que nos enseñan a no ser conflictivos ni dar que hablar, lo normal en una familia de la nobleza». Llegados a este punto, Ana de Rojas insiste en corregir un error que en los últimos días se ha repetido en diferentes medios de comunicación: «Por cierto, no somos aristócratas. Somos nobleza. Eso hay que explicarlo. Cuando dicen ‘‘la aristócrata’’, se equivocan. Un aristócrata puede ser una persona que destaca por algo, o que se mueve en determinados círculos de poder, pero un noble tiene títulos, y eso es lo que tiene mi familia. Somos de la nobleza de España».
Precisamente, es por este rancio abolengo por lo que molesta profundamente que la casa de Montarco se haya visto implicada en una polémica como esta, aunque no es la cuestión sobre la paternidad de Alejandra de Rojas lo que más preocupa en la familia. «Cuando salta esto, que si es hija del Rey o no… A mí, sinceramente, no me importa quién es su padre. Lo que me importa es que se ha utilizado el apellido de una manera que calificaría incluso de fraudulenta, en el sentido de que nos han engañado a todos si, durante tantos años, nos han ocultado todo este trasfondo que había. No me parece elegante ni bonito. Estoy harta de ver mi apellido arrastrado a una historia y maniobra tan chusca, por decirlo familiarmente...», se queja la autora de «La carta perdida. En memoria de las condesas de Montarco», recalcando que «ningún miembro de la familia de Rojas hubiera hecho lo mismo. En mi familia, así no se hubiera actuado».
De hecho, Ana de Rojas reconoce ante este diario que no considera a Alejandra de Rojas parte de su linaje, «ni como hermana ni como hermanastra. Aunque tenga mis apellidos, si no es hija de mi padre... Mi padre tendría que haberla adoptado para convertirse de verdad en mi hermana. Que le dé los apellidos no quiere decir que ella se convierta en su hija, sólo sería así si él la hubiera adoptado. Eso es algo muy importante a tener en cuenta.
Es más, Ana de Rojas entiende el comunicado de Alejandra de Rojas, en el que niega tajantemente que sea hija de don Juan Carlos I, como un sutil reconocimiento de que tampoco desciende biológicamente del conde de Montarco. «La verdad es que da mucho que pensar que el Rey haya saltado para desmentir esta historia, mientras que en otras ha guardado silencio... También me sorprende el comunicado de Alejandra de Rojas, en el que, en ningún momento, ha manifestado que sea hija del conde de Montarco. No reivindica esa paternidad en ningún momento. Ella se limita a negar que sea hija del Rey Juan Carlos. Las dos cosas me parecen, cuanto menos, raras».
La decisión de su padre
A pesar de todo, la periodista, que colabora en un programa de Onda Cero de Ciudad Rodrigo, asegura que ella y el resto de la familia de Montarco siempre han profesado un profundo respeto a la decisión de Eduardo de Rojas de criar a Alejandra como a una hija suya. «Nosotros no lo sabíamos oficialmente, pero sí que ahí había algo que no cuadraba, sobre todo por la genética. Pero bueno, es algo que nunca hablamos y quisimos respetar la voluntad de mi padre. Él sabía por qué lo hacía y con eso es suficiente. Es la decisión que él tomó y la respetamos, igual que a ella y a su madre».
Sin embargo, y a pesar de ese respeto que dice sentir por Alejandra de Rojas y Rosario Palacios, Ana de Rojas baraja la posibilidad de que su padre podría haber sido víctima de un engaño por parte de su segunda esposa, aunque reconoce que nunca habló con él sobre este asunto. «Yo no sé si mi padre sabía que Alejandra no era hija suya. No tengo ni la menor idea, porque los hombres, a veces, son muy tontos. Engañarles es muy fácil, sobre todo recurriendo a la malicia femenina, que es mucha la que tenemos dentro. No te puedo decir si él lo sabía porque nunca hemos hablado de ello, ni subliminalmente ni nada. Eso nunca se ha mencionado con él en la familia», concluye.
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