Opinión

Un «coach» del amor para Lara Dibildos

"No hay que seguir por ahí toda la vida, pasar la cincuentena siempre colgada del hombro del bala perdida"

Lara Dibildos
Lara Dibildos GTRES

Lara Dibildos necesita un «coach» del amor. Urge. También cambiar de cirujano plástico, pero esa es otra cuestión. Aquí a lo que vamos es que a los cincuenta y dos no puedes seguir colgándote siempre de los malotes. Eso está bien en la adolescencia. Por rebeldía y por hacer rabiar a tus padres. Mola que venga a buscarte al insti, con esa pinta de canalla haciendo mucho ruido con su moto trucada, y tus padres se desvelen pensando que ya verás tú la niña. Pero después de sufrir un poco para sentirte viva, Lara, ya puedes parar. No hay que seguir por ahí toda la vida, pasar la cincuentena siempre colgada del hombro del bala perdida. Que ahora es Conde-Pumpido hijo, con su acusación de agresión sexual y su ingreso en el hospital (será por un vahído), pero antes fueron otros.

Lara Dibildos y Pablo Marqués en una imagen de 2016
Lara Dibildos y Pablo Marqués en una imagen de 2016GTRES

Recordemos a Álvaro Muñoz Escassi, jinete y jugador de polo (difícil tener una profesión más pija, regatista quizá), de afición golferas. Con este tuvo un hijo, como lo tuvo con Fran Murcia, que es de Murcia y jugador de baloncesto un poco anónimo hasta que conoció a la Dibildos y se casaron y tuvieron un hijo. Y luego, se separaron. También fue novia de Rafi Camino, otro que no ve una falda sin echar mano. Hijo de torero, torero y play boy, en su lista de ex está hasta Samantha Fox, que era una rubia bajita que cantaba y saltaba con las lolas queriendo salir del escotazo allá por los ochenta. De la escuela de Sabrina Salerno. Luego están Joaquín Capel y Pablo Marqués, empresario el primero y modelo el segundo. Lo que no le podemos negar a Dibildos es que, además de sinvergüencillas le gustan con moreno de estación de esquí (no moreno Benidorm). Y altos y bien plantaos. Vamos, que a Dibildos le mola que le den mala vida y salgan bien en las fotos. ¡Hasta con Feliciano López tuvo su aquel! Lo dicho, necesitamos ya un «coach» del amor para Larita antes de que se acerque peligrosamente a los sesenta. Porque a partir de esa edad es difícil diferenciar el golfo entrañable del gerontoscammer del amor. Y no queremos que Dibildos acabe convirtiéndose en otra Gina Lollobrígida en manos de cualquier Rigau de la vida por su mala cabeza. Interesados, aquí.