Estrellas
La intensa vida de cine de Lara Dibildos que su padre habría podido rodar
La actriz aprendió muy joven a disfrutar del tiempo en toda su intensidad, sin reparar en dolores o rumores
Lara Dibildos acabó el año anterior de muy mala manera, entendiendo esta definición como la tragedia que supuso la pérdida de su madre, la gran Laura Valenzuela. Como hija única, no existía la posibilidad de repartir responsabilidades, tanto afectivas como de cuidados directos cuando llegó la debilidad física. Lara estaba pendiente de todo, aunque tuviera que irse de gira con la obra teatral de turno en la que ella interviniera. O viajar a Estados Unidos donde estudiaba su hijo pequeño y trabajaba el mayor. Los dos nietos adoraban a la abuela, igual que los dos padres de los niños. Durante los últimos tiempos, parte de su agenda estuvo dedicada a mantener su calidad de vida.
Lara no tuvo suerte con sus parejas pero sí hizo todo lo posible para que tanto Fran Murcia como Álvaro Muñoz Escassi mantuvieran una relación directa con su familia y formaran parte de las celebraciones importantes. Si en algún momento Laura Valenzuela no veía con buenos ojos algunas de las actuaciones de los yernos, prefería mantenerse al margen. En las situaciones más difíciles, con infidelidades de por medio, ni la madre ni la hija fomentaban el interés mediático. A pesar de los amoríos complicados que ha tenido, nunca se le ha escuchado una mala palabra dirigida a sus exparejas, aunque lo merecieran. Una cosa es el cariño filial y otra saber que los hijos son de los dos, aunque Lara ha sido y es quien se ha hecho cargo de la mayoría de los gastos.
De Escassi, padre del pequeño, lo peor que llegó a decir fue como marido era un desastre, pero como amigo, el mejor. Incluso alojó en su casa a Ana Barrachina. Esta joven es la hija que el jinete tuvo a los 19 años con una española que vivía en Alemania y de la que se desconocía su existencia, salvo Lara. La discreción por encima de todo.
Y tampoco ha querido entrar en su relación más complicada, la que mantuvo con el abogado Cándido Conde-Pumpido, hijo del presidente del Tribunal Constitucional. Se conocieron en una celebración en el palacio de Liria en junio de 2023 y comenzaron a compartir planes.
La hija de Dibildos heredó de sus padres la transparencia a la hora de responder a los medios. Cuando se le preguntaba cómo iba su historia, contestaba que feliz. Y cuando lo dejaba, con naturalidad confirmaba que «cada uno por su lado». Ante las ultimas noticias relacionadas con la segunda detención del abogado no quiso echar leña al fuego, pero si dejar claro que «la relación se terminó. Está en buenas manos y no tengo más que decir». Ni se escondió ni arremetió contra la prensa, como sí hacen otros personajes. Superada su ruptura con Conde-Pumpido, llegó a su vida una nueva ilusión. La revista «Semana» dio las claves con unas imágenes que no dejaban lugar a dudas. Paseaban de la mano, con paradas de besos que demostraban que la actriz volvía a tener un caballero andante. El elegido tenía un perfil diferente. Carlos Maturana, de 28 años, tiene un currículum televisivo como participante en «Mujeres, hombres y viceversa» y certámenes de belleza y desfiles de moda. La relación pinta bien y, como aseguran sus amigas, «está contenta después de un año muy difícil».
Quizá el haber superado muy joven un cáncer le hizo aprovechar la vida en todas sus facetas. El productor José Luis Dibildos habría hecho una excelente película.
La niña ya nació con estrella
Lara Dibildos fue el regalo preboda que recibieron sus padres. El productor no era muy dado al compromiso legal, a pesar de llevar trece años juntos. Laura Valenzuela, que tenía claro que no iba a esperar más, le dijo que se había acabado la historia. No le importaba ser madre soltera, a pesar de que en 1971 era una complicación social. El novio no dudó de la palabra de la locutora y no se arriesgó. A punto de cumplir los 43 años, se convertía en el flamante marido de Laurita, como se la conocía. Ella tenía 40 años y tomó la insólita decisión de aparcar su vida profesional. Se casaron en marzo de 1971 en Illescas. Este lugar que regentaba el añorado José Luis Solaguren era el lugar de moda donde también celebraron su matrimonio Isabel Preysler y Julio Iglesias. Seis meses después, nació Lara, que recibió ese nombre por lo mucho que le gustaba a su padre la película «Doctor Zhivago», estrenada en 1966, cuya protagonista se llamaba Lara Antipova.
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