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Sara Blanco, la influencer con párkinson

Madre de Greta y los Garbo, ahora la famosa es ella. A sus 92 años, ha convertido su Instagram en un estallido de vida

Sara Blanco, Influencer
Sara Blanco, Influencer Beatriz Levin

Qué cosa será que a Sara Blanco cuanto más tiempo vive, más hermosa se le vuelve la vida. Tiene 92 años, padece párkinson desde hace tres décadas y es influencer. Su vida es un lienzo de colores expresivos y su cuenta de Instagram, con 310.000 seguidores, un estallido de energía donde combina los temblores de su enfermedad con mil tonalidades, especialmente de azul. Va del turquesa al añil, del azulón al azulete y del garzo al zarco. Atiende a LA RAZÓN igual que si fuese a desfilar por la pasarela: perfectamente maquillada, peinada y vestida. No es solo que nos quiera agasajar con sus mejores galas, para ella es pura rutina. «Un día normal comienza a las seis de la mañana. Me gusta cuidar mi piel. Siempre lo he hecho, ahora con más razón. En los vídeos se aprecia toda esa dedicación. ¡Tengo mis secretos!», confiesa sonriendo sin revelar cuáles son.

El resultado es una belleza embriagadora, una invitación a celebrar la alegría de vivir. «Eso intento, alegrar mi vida cada día. Peleo por que el párkinson no sea el protagonista en ella, aunque sea ya parte de mí». Mientras desayuna, lee en su tablet diferentes diarios para «estar al día con el mundo y sus circunstancias». La siguiente cita la tiene con su equipo. Es decir, Beatriz, Belén y Sara, sus hijas, integrantes del grupo musical de los noventa Greta y los Garbo. Ahora trabajan como productoras y viven a caballo entre Los Ángeles y Marbella, donde tiene su base la matriarca del clan.

«Una vez preparada, veo con ellas las cosas que tenemos que hacer en el día: a veces es elegir o ver el vestuario que nos gustaría para el siguiente vídeo o directamente hacer el vídeo para mi Instagram, «Sara is in the kitchen». Para una persona como yo, con mi edad y el párkinson, cada cambio de vestuario es un esfuerzo, pero me gusta tanto hacer los vídeos que me vengo arriba». El resto del día lo dedica a la familia, cocina, lectura, paseos… Y a atender a los medios. Hace unos días fue entrevistada por Sonsoles en su programa de Antena 3 y le explicó algo que reitera a LA RAZÓN: la diferencia entre ser y estar.

Sara está enferma, pero no le impide ser un icono en redes y prescriptora de moda. Está enamorada de la cámara y esta le corresponde ofreciéndole su versión más glamourosa. «Verme bella me sube el ánimo en un instante. No descubro nada nuevo, creo que nos pasa a todas las personas, ¿verdad? Necesito verme bien en el sentido estético para transmitirlo a mi círculo. La cuestión psicológica es importante. Hay días que la fórmula me falla, no te voy a mentir; lo bueno es que tengo admitidos esos días malos».

Siempre le atrajo la moda. Sus hermanas y ella cosían sus propios vestidos, trajes y abrigos. «Eso era lo normal entonces. La inspiración me venía a través de las revistas en donde veía a los grandes modistas e incluso en el cine de la época. Piensa en esas actrices de los años 50, ese vestuario me alegraba el corazón. ¡Y siempre con mis tacones! Ahora también me inspiran mis hijas e incluso las nietas. Alguna vez me he puesto alguno de sus looks en mi Instagram». Sara tiene el don de lucir una firma low cost con el glamour de la alta costura. Cada vez más, la escogen marcas conocidas y también los nuevos creadores para promocionar sus creaciones.

Sara no sabe de dónde sale tanta luz como desprende. «Siempre he sido una mujer valiente, supongo que eso aparta un poco el miedo y pone la alegría por delante. Es lo que me hace seguir avanzando y seguir teniendo ideas por realizar». Se siente feliz por haber llegado a tiempo a la era de Instagram y por haberlo hecho precisamente a los 90. Y reflexiona: «Posiblemente, antes no habría tenido tiempo para ello: madre de siete hijos, además del trabajo… No, no miro atrás, creo que ahora era el momento. A veces, cuando me veo en mi perfil, no me lo puedo creer. Me pregunto si esa soy yo. Si mi madre me viera, sabría que he cumplido mis sueños».