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Cayetano Martínez de Irujo, Casilda Finat y los aristócratas que defienden la “tractorada”
Con los títulos no se pagan nóminas. Condes, duques y otros nobles han salido también a defender el campo
Las históricas tractoradas que recorren España estos días han puesto también en pie a esa aristocracia que tradicionalmente vive en el campo y del campo. No en casas de recreo, sino manchándose de barro y curtiendo sus manos. Entre los protestantes está Casilda Finat, diseñadora de joyas, que se manifestó el miércoles en la capital junto al resto de los 12.000 asistentes que abarrotaron las principales arterias de la ciudad. Hija de Rafael Finat y Riva, conde de Mayalde, vivió hasta los 18 años, igual que su hermana melliza, Ani, en la finca familiar de El Castañar. Con 5.000 hectáreas al sur de Toledo y varios cotos de caza, además de ganadería, esta tierra ocupa desde hace décadas a un buen puñado de familias. «Amamos el campo y los valores que transmite la tierra. Hay que salir a reivindicar el respeto a la naturaleza. Alguno critica nuestra presencia y nos llama señoritos, pero los títulos nobiliarios no alivian la situación agónica que están viviendo los sectores ganadero y agricultor. Los que hemos crecido en la naturaleza hemos aprendido a amarla y a respetarla. No la aman ni la respetan quienes están imponiendo sus normas abusivas», explica la joven aristócrata a LA RAZÓN.
También su marido, Álvaro Martínez-Conradi, es hombre de campo. Su familia cuenta con una conocida ganadería en Sevilla dedicada a los toros de lidia. O su tío, José María Finat, autor de «Filomena y los linces», una obra que recoge su trabajo fotográfico en los Montes de Toledo y con la que quiere inspirar la conservación y protección del medio natural como pulmón vital actual y para las próximas generaciones.
Casilda reivindica «precios justos en el campo, sostenibilidad económica, criterios sensatos en la gestión de las fincas y en los costes, protección del producto español, ayudas, reducción de la burocracia y otras políticas que deberían ser razonables y respetuosas con la gente de la agricultura, la caza, la ganadería y los toros. ¿Cómo pueden hablar los políticos de sostenibilidad ambiental, de cuidado del planeta, de respeto a las personas si están dejando morir al campo y cargándose tantos sectores?»
Sus palabras coinciden con la opinión de Cayetano Martínez de Irujo. De él dependen 40 familias y está sufriendo de forma muy directa esta problemática. Según ha declarado, no es fácil pagar las nóminas. «Cuando uno depende de algo vivo como es el campo, hay que pensarlo mucho antes de sacar los tractores a la calle; por eso han tardado tanto, hasta que la situación ya era desesperada».
Igual que indica Finat, el duque de Arjona también se ha visto señalado por su condición de aristócrata, pero con los títulos no pagan nóminas ni cuidan los cultivos. El hijo de la duquesa de Alba sufre muy directamente la subida de los precios, el coste del gasoil, los fertilizantes, los abonos y el resto de los recursos necesarios para el tratamiento de las tierras. «Quien no puede obtener un crédito o ayudas, ya estará pasando hambre. Cómo estarán para haber dejado sus tierras y cosechas para lanzarse a la calle. Es una desesperación absoluta», ha dicho en televisión.
Aristócrata y gente de campo. Es una condición muy corriente en España y podemos citar a mujeres como Anna Gamazo, sobrina del príncipe Alfonso de Hohenlohe. Es poseedora de varias fincas cinegéticas y ganaderas. También a Mario Conde, que cuida sus olivos en Los Carrizos, la finca sevillana en la que han tenido lugar algunas de las cacerías más importantes de la «jet» española en las últimas décadas.
Cada uno desde sus circunstancias y con más o menos terreno o cabezas de ganado, hablan de una necesidad «básica y urgente» que afecta muy directamente a todos los españoles. Martínez de Irujo define esto como una «dictadura» contra el medio ambiente y exige que el Gobierno empiece a tomarse esto en serio de una vez, y dejarse ya de «fantochadas».
Los Janeiro se unen a las «tractoradas»
Beatriz Trapote y Víctor Janeiro no se lo pensaron dos veces a la hora de apagar el motor y unirse a la «tractorada» que les sorprendió en una de las carreteras de Cádiz. «Estuve hablando con los agricultores, y aunque nos fastidie si nos pilla en la carretera, creo que están en su perfecto derecho y todos deberíamos apoyarlos», expone la periodista a LA RAZÓN. La cuñada de Jesulín de Ubrique quiere recalcar el apoyo que el clan Janeiro brinda a la lucha de los trabajadores del campo, empezando por el célebre torero: «Nuestra familia está muy ligada al sector y a la ganadería. Jesús tiene tractores y, de hecho, quería ir a Villamartín, en Cádiz, a apoyar a los agricultores, porque piensa que no es justo, como todos nosotros. No es justo ni el dinero que se va en intermediarios ni la competencia desleal que hay».
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