Juicio
Vídeo: Arancha Sánchez Vicario se viene abajo y rompe a llorar en su primera vista oral
La extenista atribuye a su todavía marido, Josep Santacana, toda la culpa del delito de insolvencia punible que se les atribuye
Hoy ha comenzado el juicio en el juzgado penal número 25 de Barcelona contra Arancha Sánchez Vicario y su todavía marido Josep Santacana, acusados de insolvencia punible y ocultación de patrimonio para eludir deudas millonarias con el Fisco y el Banco de Luxemburgo. La Fiscalía solicita cuatro años de prisión y está previsto que el proceso se alargue hasta el próximo viernes 15 de septiembre.
Arancha Sánchez Vicario ha sido la primera en declarar en la vista oral, y su estrategia de defensa se ha basado en culpar a Santacana de las estratagemas que llevaron a cabo para esconder su patrimonio, señalándose a sí misma como una especie de cabeza de turco.
“Mi exmarido es el que se llevaba todos los temas. Él me dijo que no pagara la deuda. Yo soy jugadora de tenis y no entiendo de patrimonio. (...) Yo me fie de mi marido (... ). Mi marido es el que organizó todo”, ha señalado a lo largo de la vista.
La exdeportista se ha venido abajo y no ha podido evitar romper a llorar cuando se le han pedido explicaciones sobre los ingentes beneficios que obtuvo de la venta de su polémico libro, “Arantxa, ¡Vamos!”, en el cargaba duramente contra su propia familia; así como de las entrevistas que concedió a numerosas revistas del corazón.
Sin poder contener la emoción, Sánchez Vicario ha confesado que “me arrepiento” de haber publicado ese libro y de haber concedido esas entrevistas, y vuelve a culpar a Santacana de haber ocultado los ingresos que recibió entonces: “Se lo quedó él. No me informaba de lo que hacía”.
A Sánchez Vicario le cuesta continuar, tapa su rostro con las manos y se apoya en la mesa sobre la que declaraba, hasta que una persona le trae una botella de agua y, tras beber, puede continuar.
Lo cierto es que la extenista se enfrenta a un duro proceso judicial que podría terminar con ella en la cárcel. Hace dos años, en un intento de rebajar su condena, se declaró culpable de los delitos que se le imputan, pero ni siquiera así parece que pueda esquivar la pena de prisión.
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