Música

Íñigo Merino, el abogado que cambió la toga por los escenarios gracias a Taburete

Hace dos años trabajaba como abogado en un despacho y ni se le pasaba por la cabeza dedicarse profesionalmente a la música. Sin embargo, Antón Carreño se cruzó en su vida para cambiarla por completo

El cantante Íñigo Merino
El cantante Íñigo MerinoVoltereta Records

¿Se imaginan que de un día para otro la vida les sorprende con una inesperada oportunidad y pueden dejar su trabajo de oficina para dedicarse a su verdadera pasión? Algo así es lo que le ocurrió a Íñigo Merino, un cantante que en cuestión de dos años ha conseguido colgar la toca para subirse a los escenarios. Este joven abogado reconoce a LA RAZÓN que jamás había pensado en dedicarse a la música, y lo único que le acercaban a este arte eran las grabaciones amateur que publicaba en sus redes sociales, pero un inesperado espectador le cambió la vida. “Antón Carreño, de Taburete, me escribió hace unos cuantos años por las redes sociales porque escuchó una canción que subí a Instagram. Le gustó, quedamos para tomar una cerveza y me dijo: ‘oye, ¿por qué no grabas estos temas?’”, explica el letrado reconvertido en músico.

Merino escuchó su consejo y se lanzó a producir sus temas con el apoyo de dos expertos como Carreño y Willy Bárcenas, con los que ha compartido “mucha música bonita”, incluida la última canción en la que han colaborado, “Voy a salir a por ti”, que cuenta la historia de un amor que decide marcharse forma unilateral. “Es una canción personal, como todas las mías, y la verdad es que es un poco pudoroso escribir sobre mí”, comenta sobre el bache sentimental que utilizó como fuente de inspiración, y añade: “No hay un método para superar algo así. Si alguien lo tiene, que me avise. Yo creo que el mejor aliado en estos casos es el tiempo. Las frases motivacionales me dan mucha pereza, pero en este caso es verdad que ‘el tiempo lo cura todo’. El tiempo te da mucha perspectiva y lo que antes te hacía llorar, a lo mejor ahora solo lo ves con melancolía, que no duele tanto”.

Íñigo Merino con Taburete
Íñigo Merino con TabureteVoltereta Records

En poco más de dos años, Merino ha conseguido afianzarse en la escena indie española y su carrera ya cuenta con dos giras y dos discos publicados. Si la racha se mantiene, podría llegar a lo más alto, aunque el éxito no lo es todo para él: “En el futuro, que venga lo que tenga que venir. La fama no me interesa para nada, pero si tiene que llegar ese momento, que sea muy poco a poco, con pasos cortos pero bien dados. Yo tengo otro modo de vida que también me apasiona, el Derecho. Cuando vea que el panorama no me interesa, me voy y no pasa nada. Yo no estoy en la industria de la música para hacerme famoso o ganar más dinero, estoy aquí porque me gusta escribir mis canciones, que llegan a la gente y transmiten cosas. Solo estoy aquí por eso”.

De hecho, insiste en que no está dispuesto a producir un tema con el que no se sienta cómodo solo para llegar a más público, una estrategia que, por desgracia, se repite con frecuencia en la industria musical: “Escribir una canción solo para que entre a una lista es engañar al público. A mí no me preocupa tener más o menos oyentes en Spotify o Apple Music. Yo tengo un público objetivo, y si mi canal de comunicación con mi gente no son las plataformas, pues tendré que buscar otro. Amedrentarse ante los algoritmos de las plataformas es tirar por tierra tu trabajo como artista. Si en algún momento de mi carrera veo que escribo una canción solo para que me escuche más gente, dejo los cuchillos y me voy, porque estaría traicionándome a mí mismo”.

Para mantenerse fiel a estos principios, Merino disfruta del tiempo de reflexión que su nueva profesión le ha regalado, una situación que le ha cambiado por completo: “Parece que los artistas le damos muchas vueltas a las cosas o que somos muy espirituales, pero eso te lo provoca no tener una rutina que ocupe el 100 % de tu tiempo. Parece una tontería, pero tener tiempo para pensar, te hace pensar, y yo nunca había tenido tiempo de ponerme a pensar en serio. Ahora soy una persona menos impulsiva y pienso mucho más las cosas. Además, me he dado cuenta de que los artistas y otros muchos profesionales trabajamos cuando los demás están en su tiempo de ocio, entonces ahora no puedo ver a mis amigos tanto como me gustaría, tener relaciones que funcionen bien o ver a mi familia. Es la cara B de este trabajo, que a veces compensa, pero otras no tanto”. Esperemos que prevalezca la parte positiva y que su camino en la industria de la música no haya hecho más que empezar.