El triunfo del básico

Es posible que la imagen de Celia Villalobos engañe. Guiados por algunos detalles de su estilo como el conjuntar un pañuelo con las bailarinas o decantarse por un «total look» monocromático, muchos considerarán que la diputada popular sigue la moda. Falsa alarma. Éstos no son más que recursos muy manidos entre nuestras parlamentarias, que tienden a combinar básicos de una forma obvia. Así, es comprensible confundir su estilo, aparentemente arriesgado por el uso de colores fuertes, con el de una persona que apuesta. Pero la sentencia, aplicable al 80% de su casta, es que se caracteriza por una rigidez notable, precisamente por plegarse a esa dictadura de los básicos, adquiridos en cualquier gran almacén o multinacional. Muy pocas son las oportunidades de ver prendas más especiales, producto de un trabajo creativo.

Si visualizamos por un lado su gusto por las chaquetas amarillo pollo, turquesa rabioso o verde chillón y lo ligamos a su personalidad imparable, su fuerte carácter y su dialéctica tan directa como sarcástica, lo que tenemos es una auténtica fuerza de la naturaleza en el Congreso. Mi consejo es que relaje colores y estampados y arriesgue más con su vertiente creativa. No se es más moderna ni elegante por vestir con los colores del parchís en prendas que destacan por su monotonía y por ser producidas en serie, sino por elegir el diseño adecuado para cada momento con un tejido de calidad, es decir, una vez más, animo a que nuestras políticas inviertan en diseño de calidad. A la larga les será mucho más rentable y su imagen pública se verá gratamente mejorada.

Impulsividad sin complejos; por Valvanuz Sánchez de Amoraga

Celia Villalobos es una mujer de carácter, a la que no le importa dejarse llevar por la impulsividad, lo que deteriora su imagen y sus comunicaciones públicas. En sus intervenciones se muestra muy firme y se reafirma con movimientos horizontales de cabeza y de brazos. Su perenne sonrisa, usándola de forma irónica cuando lo que escucha no le agrada, le aporta simpatía, vitalidad, cercanía con el electorado. Esto se reafirma con un lenguaje sencillo, cercano, de fácil comprensión y sin tecnicismos, lo que le ayuda a equipararse con los que la rodean. Además, su espontaneidad mediática genera cordialidad, pero su falta de control le ocasiona confrontaciones innecesarias.

En sus intervenciones se muestra excesivamente directa y la costumbre de señalar con el dedo índice proporciona agresividad a su lenguaje. Cuando se siente incómoda tiende a reclinarse hacia atrás, sube el tono de voz y crea una barrera con su interlocutor mostrando la palma de la mano de forma horizontal.

Rejuvenecer de forma integral; por Marta Boira

¿Qué le puedo recomendar a Celia Villalobos para mejorar su imagen? Pues la verdad es que lo tengo facilísimo: un rejuvenecimiento facial integral. Luce código de barras, arrugas en la frente, en los ojos, peribucales, flacidez facial y, sobre todo, en el cuello. Así que la cogería de la mano y la llevaría a la consulta del doctor Martín, que está de moda por la cantidad de flores que le echan sus pacientes famosas. Y ¿por dónde empezaría? Ángel Martín me dice que en una primera sesión comenzaría por hidratar y nutrir la piel con mesoterapia de vitaminas y ácido hialurónico, base fundamental para todo tratamiento estético. A continuación, le inyectaría toxina botulínica para las arrugas de la frente, a lo que seguiría un tratamiento antiflacidez para la cara y el cuello, con carboxiterapia para oxigenar los tejidos. No pueden faltar los hilos mágicos, que, gracias al polidioxano, tensan la piel y regeneran el colágeno y los fibroblastos, rejuveneciendo desde adentro hacia afuera, y le borraría el código de barras con fenol. De todos los tratamientos recomendados, es el único que la obligaría a retirarse una semana de la vida pública, pero merece la pena por los espectaculares resultados. El broche de oro lo pondría la bioplastia, rellenos de ácido hialurónico para recuperar ángulos perdidos.