Incendios en Los Ángeles

Así es Gavin Newsom, el guapo gobernador de California incapaz de contener las llamas

Los ciudadanos preferirían que Schwarzenegger tomase el mando en lugar de este demócrata con ínfulas y aspiraciones presidenciales

California Governor Gavin Newsom, right, surveys damage in Pacific Palisades with CalFire's Nick Schuler during the Palisades Fire on Wednesday, Jan. 8, 2025, in Pacific Palisades, Calif. (Jeff Gritchen/The Orange County Register via AP)
Gavin NewsomASSOCIATED PRESSAgencia AP

Con gafas de aviador y el cabello peinado hacia atrás, la imagen de Gavin Newsom, gobernador de California, es la del arquetípico héroe americano al rescate del alma de una nación en cualquiera de esas películas que te amarran al sofá. La ciudad de Los Ángeles sigue en llamas y la necesidad de un salvador frente a la fuerza maligna de la naturaleza es ya una cuestión mística. Sin embargo, la escena es engañosa. Newsom no parece llamado a alcanzar la gloria en esta agónica ciudad donde el fuego deja decenas de muertos y reduce miles de viviendas a brasas.

California Legislature Special Session
California Legislature Special SessionASSOCIATED PRESSAgencia AP

No solo Donald Trump, quien ha criticado duramente su parsimonia, piensa que este galán demócrata no está a la altura, como tampoco lo estuvo durante su primer mandato, a punto de ser destituido por miles de empresarios arruinados a causa de su mala gestión de la pandemia. Los ciudadanos han estallado y opinan que sus delirios de grandeza son inútiles para contener la furia del fuego.

La escritora y productora Amy Chozick se resiste a comparar el horror de Los Ángeles con un film apocalíptico. «Todo apocalipsis en pantalla tiene un líder.¿Dónde está el nuestro?», se pregunta. «Los incendios han arrasado comunidades enteras. Me conformaría con que me aseguraran que hay un plan, que va a ser horrible, pero que vamos a superarlo. Los Ángeles resistirá y se reconstruirá, pero que alguien tome la iniciativa».

Siguiendo en clave cinematográfica, dice que no necesitaría un protagonista perfecto. «De hecho, preferimos que tenga defectos, siempre que sea nuestro». Señala que la ciudad ha dado un paso adelante gracias a los bomberos, médicos y demás voluntarios, pero el liderazgo, «esa combinación churchilliana de palabras seguras y acción decisiva», no existe. No deja de ser curioso que la misma California que engendró iconos de tipos duros, como el actor Clint Eastwood, se encuentre ahora sin un líder épico de carne y hueso que piense en grande y tome decisiones rápidas.

California Wildfires
California WildfiresASSOCIATED PRESSAgencia AP

Enemigo histórico de Trump, Newsom está acostumbrado a enzarzarse en riñas que en los medios califican «de patio de colegio», recrudecidas con motivo de la tragedia. De cara a la toma de posesión del presidente republicano, el demócrata californiano ha aceptado que las banderas se icen a su máxima altura. El gesto ha sido interpretado como un indicio de que son capaces de dejar a un lado el rencor para unir fuerzas frente a una ciudad devastada.

El gobernador californiano, de 57 años, se desenvuelve mejor en los platós que sobre el terreno y no se descarta que sea el próximo candidato demócrata a la Casa Blanca. Su mandato termina en 2026, dos años antes de las próximas elecciones presidenciales. Él no se ha pronunciado, pero el runrún está ahí. «Es relativamente joven, atractivo, inteligente. Tiene cierto brillo de Silicon Valley. Un bulldog con ajustado traje de tecnócrata», arguye Jim Newton, politólogo y profesor en la Universidad de California en Los Ángeles.

Los nuevos Kennedy

Su férrea defensa del matrimonio homosexual le convirtió en ídolo nacional que ahora asoma sus pies de barro. Conociendo su gusto por el duelo dialéctico, será el mayor contrincante para Trump en su nuevo mandato presidencial. En cuanto a sus ambiciones, algún medio apunta que será el próximo Bill Clinton. Otros añoran la imagen de su posado en 2004 para la revista «Harper’s Bazaar», junto a su entonces esposa, la abogada Kimberly Guilfoyle. «Los nuevos Kennedy», titularon. Newsom, entonces alcalde de San Francisco, posaba sobre una mesa de billar con un esmoquin de Hugo Boss de 995 dólares. La pareja rompió dos años después y, caprichos del azar, Guilfoyle, que hoy trabaja en la administración Trump, ha vivido una relación con su primogénito desde 2018 hasta hace unos días.

Newsom, padre de cuatro hijos, está ahora casado con la actriz y productora Jennifer Siebel y protagoniza imágenes entrañables muy del gusto americano, como el día de su investidura como gobernador, cuando su pequeño de dos años irrumpió con chupete sobre el escenario en pleno discurso para darle un abrazo.

Election 2024 Trump
Election 2024 TrumpASSOCIATED PRESSAgencia AP

Realmente, empezó a pulir su característica imagen en 1992, con 25 años, cuando no era más que un empresario vinícola con ínfulas. Desde entonces, su apetito mediático ha ido subiendo. En su biografía no faltan claroscuros. Hijo de un juez de apelaciones estatal retirado, vivió el doloroso divorcio de sus padres cuando era muy pequeño. Su madre trabajó duro para sacar a flote el hogar y él tuvo que lidiar con su dislexia. De todo ello habló en 2007, igual que admitió su adicción ya superada al alcohol y una infidelidad con la esposa de un amigo. El desastre que vive California ha puesto en el punto de mira a este eterno galán entre bastidores que espera su momento. Si el fuego se presta a imaginar una película, más valdría que fuese Arnold Schwarzenegger quien tomase el mando.

Un nuevo icono para la cultura woke

El gobernador lleva décadas construyendo su propia marca y cuidando su imagen al detalle. En las imágenes frunce a menudo los labios y luce camisas de un blanco inmaculado. Apretadas, pero sin rayar en la ordinariez, dejando claro que entre parecerse a Rambo o a Barack Obama, se queda con este último, aunque California necesite ahora un tipo duro y de acción. Ha conseguido una especie de «Newsommanía» y sus camisetas se venden en Amazon por 13 dólares. Según las encuestas, en una hipotética carrera hacia la Casa Blanca, atraería de nuevo a grupos demográficos desencantados con los demócratas. Entre ellos, las mujeres de los suburbios.