Religión
Milei buscando a Dios: así vive el presidente electo su conversión espiritual al judaísmo
Las sospechas que levanta su fervor religioso apuntan en muchas direcciones. Una es el show, pero también la política, el dinero… ¿Y no cabe la fe en él?
Javier Milei es disruptivo, desafiante, ruidoso, enérgico, exagerado. Si nos detenemos, apenas pestañea. Esto, como cualquier otra cosa que dice o hace, provoca en los ciudadanos un impacto emocional casi capital. Da igual que sean sus gestos excesivos o abrazando la Torá en su recién estrenada plenitud espiritual. En su visita a la tumba del rabino Menachem Mendel Schneerson, esta misma semana, alguien podría haber visto en el presidente electo de Argentina al mismísimo Virgil Starkwell, en «Toma el dinero y corre». Este entrañable personaje de Woody Allen ingirió una vacuna experimental y se transformó por unas horas en rabino. Las sospechas en Milei apuntan en muchas direcciones. Una es el show, pero también la política, el dinero… ¿Y no cabe la fe en él?
Su judaísmo no es el judaísmo ateo y perturbado de Allen, sino el ortodoxo. Al menos en intención. Quiere adherirse a los ritos y preceptos de forma rigurosa, lo que levanta aún más suspicacia teniendo en cuenta esa apretada agenda presidencial que estrenará el 10 de diciembre. Para empezar, es poco probable que se haya reservado el shabat, el séptimo día de la semana hebrea, la jornada sagrada dedicada al descanso.
Su conversión no debería llamar la atención en el país con más judíos del mundo hispano. Unos 250.000 fieles. La desconfianza viene de ese doble juramento que se hizo a sí mismo cuando conoció al rabino Shimon Axel Wahnish, a principios de 2021. Licenciado en Psicopedagogía, este hombre conduce una comunidad judeo marroquí en el barrio de Palermo. Milei encontró en sus enseñanzas «un tesoro de sabiduría de vida» e inició su particular camino apropiándose de un curioso axioma: judaísmo y poder. «Estoy pensando en convertirme al judaísmo y aspiro a ser el primer presidente judío de la historia argentina», anunció como una epifanía. Le faltaban las urnas y el pacto de sangre que le hará asumir unos preceptos divinos, eternos e inmutables. Los comicios le alzaron al poder. Para el resto necesitará muchas horas de dedicación.
Se crió en una familia de clase media católica. Su madre, ama de casa. El padre, agresivo. Le preocupa la confusión que pueda generar en un país tradicionalmente católico, pero está convencido de que llegó al poder por «la voluntad del creador». En esta metamorfosis casi kafkiana se apoya en maestros como David Hanania Pinto, un influyente rabino francés de origen marroquí. Bisnieto, nieto e hijo de líderes espirituales y «hacedores de milagros».
Estudia a conciencia el Torá en contacto permanente con el rabino Wahnish. Le gusta mostrar en el móvil cómo recibe y lee la Parashá de la semana, una rutina que se ha vuelto sagrada. El rabino propone un tema de conversación, le da diez minutos de reflexión e inician un diálogo espiritual. Después de haber reconocido que este ejercicio le aporta amplitud de análisis de la realidad del país, parece claro que la religión marcará su mandato libertario.
Furor en las redes
En sus discursos cita textos judaicos, como este del libro de los Macabeos: «El triunfo en la guerra no viene de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo». Este tipo de referencias, que en su boca se vuelven proclamas, despierta en redes el mismo fervor que los líderes religiosos o algunas celebridades. «Es un producto genuino de las redes, nace de la viralización y de los recortes de WhatsApp», señala el liberal Yamil Santoro en «El loco», una biografía de Milei escrita por el periodista Juan Luis González.
Ya en la campaña hizo que sonara un shofar, el instrumento litúrgico que aparece en los textos sagrados. Y no escatimó mensajes en hebreo y alusiones bíblicas. La comunidad Llamamiento Argentino Judío sigue con desconfianza su conversión y le acusa de no usar debidamente la simbología. «Frente a la adulteración que hace de los contenidos ancestrales en esta tradición y el perjurio que supone, repudiamos de forma categórica su proceder», indica en un comunicado. También el rabino y politólogo Uriel Romano presiente que, si la gestión de Milei se complicase, podría crecer el sentimiento antisemita en el país. Menachem, según advierte Romano, no es un rabino, sino un rebe. Es decir, un potencial mesías para sus seguidores, un intermediario entre Dios y los fieles.
Todo apunta a que su proceso de conversión podría ser más emocional y social, ligado a los ritos del calendario hebreo como parte de su performance presidencial. Si finalmente comparece ante un tribunal rabínico, deberá contener la adrenalina y practicar quietud, reflexión y maduración.
Suspendieron su Instagram y las redes sociales ardieron
La popularidad de Milei en redes fue decisiva para su triunfo electoral y de nuevo ha vuelto a exhibir músculo esta semana cuando, durante diez minutos, quedó suspendida la cuenta oficial de Instagram de la Oficina del presidente electo de Argentina. Bastó ese tiempo para que X (Twitter) se incendiase con comentarios como «Ojo, el Dictador Maduro tiene su cuenta activa». El motivo alegado por la plataforma, el incumplimiento de las reglas de uso, fue calificado de «vergüenza». El perfil, con miles de seguidores, enseguida volvió a estar activo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar