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Gastronomía

Ronda de bares: anguila, vino y alma gallega

En plena Galicia interior, donde el cerdo y el caldo son dogma, este pequeño templo sirve uno de los bocados más insólitos del mapa tabernario español

bar el catador cedidaLR

Ourense es un delicioso paisaje interior, una ciudad entre brumas termales y verdores secretos, donde las piedras de la Catedral sostienen siglos de fe y de vino. En torno a ella, como enjambre civilizado, se apiñan bares con parroquianos que se deslizan por las barras con esa cortesía antigua que sólo conservan las ciudades con alma. Aquí no se entra: se vuelve. Aquí no se pide: se comenta. Aquí, en definitiva, se está.

Y entre tanto bar bien puesto, aparece uno con carácter, es decir con misterio: El Catador. Nombre casi eclesiástico para un local que desde 1976 guarda una singularidad inconfundible: la anguila frita. Sí, han leído bien. En plena Galicia interior, donde el cerdo y el caldo son dogma, este pequeño templo sirve uno de los bocados más insólitos del mapa tabernario español.

La buena temporada, como bien escribió el gran Álvaro Cunqueiro, es aquella en la que las anguilas «en septiembre escuchan, no se sabe cómo, la llamada nupcial, y deciden bajar al mar». Esa frase contiene todo el secreto del animal y de su mito. Porque este escurridizo pescado –que fascinó a Aristóteles, desconcertó a Freud con su extraña sexualidad y provocó un libro mayúsculo como El evangelio de las anguilas del sueco Patrik Svensson– sigue siendo un enigma que nada desde el Mar de los Sargazos hasta las cocinas del mundo.

En Galicia, tierra dada a lo brumoso y lo profundo, la anguila tenía que encontrar acomodo. Y en El Catador, el acomodo es frito, dorado, crujiente, con un punto salvaje. Una ración intrépida, de las que ya no se encuentran salvo en barras con historia y con fe. El artista del bar lo dice claro: «aprovechen, que a veces escasean». Con copa en mano y buen plato, este bar sin estrellas pero con leyenda convierte la vida en alegría, contando historias que siempre acaban con una sonrisa.