Mascotas

Silvia Jato: «Mi gato llegó gracias a una carta a los Reyes Magos»

Caracolín, como al final han terminado llamando la periodista y sus hijos al felino, llegó a petición de los pequeños y gracias a la ayuda de un amigo muy especial

Jato asegura que antes de tener a su gato no conectaba con ellos / Foto: Catalina O. Salas
Jato asegura que antes de tener a su gato no conectaba con ellos / Foto: Catalina O. Salaslarazon

Caracolín, como al final han terminado llamando la periodista y sus hijos al felino, llegó a petición de los pequeños y gracias a la ayuda de un amigo muy especial.

Guapa e inteligente, como siempre, nos recibe con Carolco en brazos. «Le pusimos ese nombre porque así se llamaba la productora de un amigo. Pero luego todo deriva y al final hemos terminado llamándolo Caracolín», dice entre risas mientras juega con el siamés al que trajeron «Los Reyes Magos a petición de mis hijos. Escribimos la carta y pedimos un gatito, a poder ser abandonado. Nos ayudó a escribirla un amigo mío que vivía en un pueblo de la Sierra de Madrid, y sus Majestades no dudaron en aceptar la petición de los niños, de manera que se lo dejaron a mi amigo. Hoy, desgraciadamente se lo ha llevado un accidente de tráfico, pero cuando llegó con él, de madrugada, nos dijo que era lo más bonito que le había pasado en su vida: ejercer de emisario de sus Majestades de Oriente». Y eso que la presentadora tenía sus más y sus menos con los felinos «porque no los entendía. Me parecían preciosos, como me fascinan las panteras, pero no conectaba con ellos. Ahora he descubierto que son fascinantes, cariñosos, independientes, y que intuyen tu estado anímico. Cuando estás mal, se te hace un ovillo en la barriga para darte calor, te busca. Y cuando hay armonía, salta, hace cabriolas... Si le digo que se siente, lo hace. Es como un gato-perro», resume la directora de Relaciones Institucionales de la Fundación Alcohol y Sociedad, que acaba de lanzar la campaña «Menores, ni una gota». Está muy sensibilizada con el tema «porque en este país somos condescendientes con el uso abusivo del alcohol. Se considera algo aprobado y no puede ser ni en adultos ni en menores. Hay que arrancar la concienciación por los que empiezan con 12 añitos y consideran que da igual probarlo, porque te desinhibes, porque eres “más guay”... y los lleva a consumir atracones cada fin de semana». Le ha cambiado el tono. Ha dejado de jugar con Carolco y se ha puesto seria: «Soy madre y quizá por eso soy más sensible al tema. Cuando cierran la puerta de tu casa, nunca sabes qué hacen. Y eso, aterra», dice mientras resume que han llegado a acuerdos con las Fundaciones del Real Madrid y del Atlético de Madrid para que los jóvenes sean conscientes de que hay un ocio sano, y también con el colegio de farmacéuticos de España así como con grandes superficies... «porque si un menor tiene una botella es porque un adulto se la ha dado». El gato nos pone la patita reclamando su protagonismo. «¿Sabes lo que me pasó una noche?», –pregunta la flamante colaboradora de Máximo Huerta en las mañanas de TVE–. Pues que me levanté y perdí el conocimiento y el gato me reanimó a lengüetazos. Fue rarísimo y hermoso a un tiempo. Porque nunca estamos a esas horas en la cocina, ninguno de los dos». Pocas veces una periodista es tan feliz con otra compañera.