Entrevista
Belén Esteban: “Estoy orgullosa de ser una chica de barrio”
La colaboradora televisiva ha lanzado nuevos productos alimenticios y se sincera para LA RAZÓN sobre su éxito mediático
Belén Esteban se encumbró en el mundo mediático como la princesa del pueblo. Así la bautizaron por la manera que tenía de conectar con la gente a través de los programas de televisión en los que colaboraba. Ana Rosa le dio su primera oportunidad y, a partir de ahí, se convirtió en indispensable para programas como «Sálvame». Pasó su travesía del desierto de la que salió reforzada y ahora vive feliz con su marido Miguel, su gran apoyo. No la tientan las urbanizaciones de lujo y sigue siendo «una chica de barrio», como se autodefine. Hace un año comenzó una nueva aventura y se convirtió en empresaria para comercializar productos de alimentación. Primero, fue el salmorejo y el gazpacho, ahora, cremas de verduras y patatas fritas. En esta entrevista Esteban se declara monárquica y considera que Don Juan Carlos «ha hecho cosas mal, pero muchas buenas. Tiene derecho a volver».
Cuatro productos en el mercado. ¿tan bien le fue con el gazpacho y el salmorejo?
Estoy contenta. Es un producto cien por cien español y es por lo que lucho. Hay mucha marca americana y lo que quiero es que se potencie lo nuestro.
Como empresaria, ¿está al tanto del negocio?
Pues sí, soy empresaria y claro que estoy pendiente de que lo que represento sea bueno. Los temas económicos los llevan mis gestoras, que son las mismas que me llevaron el asunto de Toño Sanchís y que gané en los tribunales.
Ha sabido abrirse camino, primero en la bisutería y ahora en la alimentación. ¿Quién le aconseja?
Me dejo aconsejar por los que conocen el tema. En la empresa, es mi marido, que es mi mano derecha en todo. Miguel lo es todo en mi vida.
¿Este negocio es una manera de asegurarse un futuro alternativo a la televisión?
Estoy contenta en el programa en el que trabajo. No sé lo que haré en el futuro. Hay gente que invierte en pisos, y yo lo hago en mi empresa.
¿Cómo se le ocurrió lanzar una bolsa de patatas fritas?
De la manera más simple. Tomaba el aperitivo con Miguel y mi amigo Rubén y como a mí me gustan mucho, se nos ocurrió comercializarlas. Es un producto que ya existe, pero buscamos la calidad. No tiene aditivos ni conservantes. El único secreto es el aceite y una patata de buenísima calidad.
¿Cómo ve que el fenómeno Belén Esteban se estudie en la universidad española?
Me hace gracia. Si lo ven para estudiar, pues muy bien. Me gusta.
¿Le gustaría volver a estudiar?
No. Hubo una época en que sí lo pensé. Ahora con 48 años, no. El trabajo no me falta y con la empresa estoy muy contenta.
«Princesa del pueblo», ¿por qué cree que engancha?
Ese título me lo puso la gente. Sigo siendo la misma persona de siempre, con mis defectos y mis cualidades. Digo las cosas como las pienso, aunque me critiquen. Soy una persona sencilla, a la que no se le ha subido a la cabeza la fama.
Se resiste a vivir en una urbanización de lujo...
Vivo en Paracuellos del Jarama donde estoy tranquila y feliz. Soy chica de barrio.
La fama tiene sus peligros, ¿cuáles han sido los suyos?
¡Uy! He tenido muchos, pero esas etapas son el pasado. No miro atrás. Veo el presente y el futuro.
Es muy clara a diferencia de otros personajes conocidos. ¿Su franqueza le pasa factura?
Tengo mis amigas de toda la vida. Sé la gente que tengo a mi lado, aunque alguna vez me he equivocado. Ahora lo sé, antes no. La vanidad es muy peligrosa. Yo soy Belén Esteban y sé cuáles son mis orígenes.
¿Haría campaña política?
Nunca. Yo sé a quién voto y eso se queda para mí.
Públicamente ha defendido a Don Juan Carlos.
Hay cosas que no me han gustado. Ha hecho cosas mal que se han ido de madre y muchas bien.
¿Cree que Don Juan Carlos debería volver a España?
Sí, y dar una explicación.
Hace unos años en unos premios de LA RAZÓN, la Reina y usted fueron las protagonistas. Y eso que había empresarios, políticos…
Me gusta la Monarquía y considero que el Rey lo está haciendo bien.
Fue portada de «El País semanal» y algunas personas se rasgaron las vestiduras.
Siempre pasa conmigo y lo tengo asumido. Hay mucha gente que va de intelectual y de culto y no lo son.
¿Qué queda de aquella Belén que comenzó con Ana Rosa?
Mucho. Lo que queda son mis amigas de siempre, mi familia y, sobre todo, estoy orgullosa de estar donde estoy. No miro atrás. No sirve para nada.
Desde hace tiempo no entra en guerras dialécticas, ni siquiera en el programa.
Me da igual lo que diga la gente. Ya sé lo que opina cada uno y lo que van a decir. Defiendo lo que yo creo y ya está. A veces me vuelvo loca y pierdo los papeles, pero cada vez me pasa menos veces.
Ustedes también tuvieron guerras familiares. ¿Cree que por fin Isabel Pantoja y su Kiko se van a arreglar?
Totalmente sí. No digo que Kiko lleve o no razón e Isabel lo mismo. Lo que sí sé es que una madre es una madre.
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