Nepal
Los excesos de Kiko Rivera: ocho millones de euros en drogas y fiestas
El Dj culpa, en Planeta Calleja, a su madre, Isabel Pantoja de sus problemas con las drogas
Los problemas de adicción de Kiko Rivera no son ningún secreto. En más de una ocasión, el hijo de Isabel Pantoja lo ha revelado públicamente. Hace casi tres años, el Dj contó que consumía hachís, marihuana y cocaína. “En determinado momento de mi vida, y de ahí viene en gran parte mi depresión, tuve adicción a las drogas”, una situación que llevó a arruinarle por completo en varias ocasiones.
Pero Kiko ha revelado ahora en “Planeta Calleja”, el programa de Cuatro que presenta Jesús Calleja, lo complejo que fue gestionar aquella situación, quiénes le ayudaron y quiénes, por el contrario, agravaron su situación. Y en esta confesión su madre Isabel Pantoja no sale bien, parada. Todo lo contario que su abuela Ana y su esposa, Irene Rosales.
Durante su viaje a Nepal con Calleja, el músico se ha abierto en canal: “Empecé a consumir con 17 o 18 años y he llegado a consumir hasta cuatro y cinco gramos al día”. “Mi madre se enteró hace tres o cuatro años”, recordaba , “cuando mi mujer ya no puede más y la llama”.
Una adicción que en cifras se cuantifica en 8 millones de euros. “Yo he hecho lo que cualquier chaval, con la diferencia de que tenía una cámara encima. Salía un viernes y aparecía el otro viernes”.
Comenzó a consumir cuando tenía 18 años, su madre estaba de gira por Latinoamérica y le ofrecieron 2.000 euros por ir a una fiesta. Una costumbre que continuó hasta que le llegaron a pagar “25.000 euros” por un evento donde se hacía “cuatro fotos”. Podría llegar a embolsarse hasta 100.000 euros en un fin de semana. Pero, según el propio DJ, ““Yo he llegado a salir de un bolo sin pasta. Me lo he fundido”.
“¿Cómo se gastan 100.000 euros en un fin de semana?”, se preguntaba, sorprendido, Jesús Calleja. “No quieras saberlo, Jesús...”, contestaba Kiko, para seguir: “Mucha fiesta, estupefacientes a saco. Iba con 25 amigos o 30. Llegaba un fin de semana y les decía: ‘¿Adónde queréis ir?’ Todo putas, fiesta, todo. Es algo de mi pasado que yo cuento con normalidad”, relataba. “Decíamos: ‘Vámonos para Londres’, y pagaba los aviones, los hoteles, las cenas, las fiestas y me podía gastar 60.000 euros [...] Cuando el dinero te llega fácil, te lo gastas fácil. Puede que haya gente que se lo haya pasado bien en este país, pero nadie mejor que yo”.
Rivera confiesa que llegó a “fundirse alrededor de cuatro millones. Sin comprar casas, sin invertir...”. Y decía: “No me ha pasado una vez, sino dos. Me he arruinado dos veces. A los 18, hasta los 22 o 23. Luego dije: ‘¡Volvemos al lío, ya no me pasa más!’. Me volví a arruinar. Yo habré ganado en mi vida, arruinada, entre siete y ocho millones de euros”.
“Vivía muy bien, tenía casoplones, 11 coches, motos de agua, barcos. Qué loco estaba”, ríe en la charla con Calleja. “Luego ya cambié: ya no ganas tanto dinero como antes, te quitas de esas malas amistades...”, asegura.
El cambio, según reconoce en Nepal, llega cuando conoce a la que es hoy su esposa, Irene Rosales. De hecho, asegura que fue gracias a ella que salió de sus adicciones. “Ella no lo tuvo fácil”.
“Lo cuento con total normalidad porque no me gustaría que a mis hijas les pasase. He sido drogadicto, a día de hoy estoy bien aunque tengo el demonio aquí, en el hombrito. Yo lo he pasado muy mal. Vi un documental de Avicii, lo admiraba y vi el documental. A otros niveles era mi puta vida en una imagen, sin ser yo. Me impresionó tanto que automáticamente llamé a mi representante y suspendí toda una gira. Me da igual los adelantos [de dinero]. Porque pensé: ‘Yo me voy a morir igual que este”.
Con respecto a su madre, Kiko asegura que le apoyó durante una semana que vivieron juntos en una casa en la que él se encerró en El Rocío, para desintoxicarse. No quería acudir a ninguna clínica para que el tema no saliera a la luz. “No quería ver que su hijo era así, pero tu hijo es así. Y probablemente gran parte de que tu hijo sea así sea culpa tuya, porque no has estado conmigo todo el tiempo que deberías haber estado. No le echo las culpas a ella, ni mucho menos, pero ella también tiene su parte de culpa. Es la labor de un padre saber por dónde va su hijo. Quizás, si hubiese estado más atenta yo no hubiese caído”, acusa a su progenitora. De hecho, según él cuando se peleó con su madre en agosto de 2020 volvió a las drogas. “Me refugié en la cocaína”, afirma.
Con respecto a su abuela, Ana Martín, el hijo de Isabel Pantoja solo tiene palabras de cariño. “Si quieres que hablemos de amor, tenemos que hablar de mi abuela, no de mi madre”, le asegura Rivera a Calleja. “Esa era la que me daba amor, la que me besaba, la que me abrazaba, la que cuando me caía, me levantaba”, afirma Kiko. “Para mí, ser madre no solo es parir. Parir puede hacerlo cualquiera. Ser madre, no”. “Yo no he dicho que no la quiera (a su madre), pero hay límites. Cuando ese límite se cruza es cuando viene el drama, el problema, pero no la he dejado de querer. Pero antes de hablar con ella, me tiene que dejar lo que mi padre quería que su hijo tuviese”, afirma, en referencia a los problemas sobre la herencia familiar.
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