De viernes
Kiko Rivera culpa a Isabel Pantoja de su ictus y su infarto: esta es la última frase que le dijo a su madre
El Dj está haciendo un ejercicio de sinceridad. Ha detallado cómo fue su último encontronazo con la tonadillera, en el hospital, donde fue por su culpa
Kiko Rivera ha regresado a la televisión cuatro años después. Lo hace más sereno, tras haber aceptado que la vida no siempre es fácil, pero siempre merece la pena participar. Lo ha pasado muy mal en este tiempo, al ver cómo su matrimonio con Irene Rosales se desmoronaba sin saber cómo atajarlo. Un tema centrar en la entrevista de ‘De viernes’, pero que también ha tenido otras protagonistas. Por un lado está su separación con su hermana Isa, a la que ha pedido perdón por el daño ocasionado y haber sobrepasado todos los límites, pero especialmente de su madre. Isabel Pantoja era un pilar en su vida. Ahora es la gran ausente.
Pese a ello, el protagonista mantiene que ha alcanzado la plenitud, que es feliz ahora mismo, aunque eche de menos muchas cosas, a mucha gente. Pero la terapia con psicólogos ha sido clave para encontrar la estabilidad que ahora presume. Un trabajo en pro de su salud mental que le hizo entender que debía separarse de los suyos, especialmente de su madre, pues comenzó a afectarle en lo físico, poniendo su vida en serios peligros: “Estuvo a punto de quitarme la vida. Estaba enfadado y con la tensión por las nubes. Tuve el ictus y a mi lado estuvo Irene, pero mi familia no. Es cuando decido ponerme en manos de profesionales”.
Kiko Rivera culpa de sus males a su familia
Kiko Rivera mantiene en su entrevista que las diferencias con su familia son parte clave en su ictus. Le llevaron al límite, hasta el punto de poner en riesgo su vida. Hay muchos aspectos de su rutina y hábitos que eran mejorables, pero señala directamente a su madre y su hermana como responsables del profundo dolor que experimentó y también el ictus que le mandó al hospital: “Me dio por la noche, pensaba que me moría, me asusté. Fueron unos meses muy malos, tras enterarme de la herencia de mi padre y no recibir respuesta”.
Aquí jugó un papel protagonista Isabel Pantoja, que hizo maniobras para que la herencia de Paquirri no llegase a manos de sus herederos. No solo los hermanos Fran y Cayetano Rivera, sino también de su propio hijo. Al conocer esto, el Dj sufrió, pero quiso darle una oportunidad a su madre de explicarse y enmendar su error. No sucedió y se impuso el silencio. Así rompió lazos con ella. Así no solo le sobrevino el ictus, sino también un amago de infarto que le llevó de nuevo al hospital: “Me dio una angina de pecho. Fue el remate para drenar un poco lo que era el personaje de Kiko Rivera, me estaba comiendo a la persona que soy y no quería convertirme en mi madre”, apunta.
Casi se obra el milagro. Isabel Pantoja dejó los rencores a un lado y se presentó en la habitación del hospital en la que estaba ingresado su vástago. Quería saber cómo estaba, pues la preocupación pudo con ella. Él lo entiende, pero eso no quitó que terminase echándola de nuevo de su vida: “No me sorprende, porque entiendo que, ante un problema de este tipo, uno tiene que apartar y hacer lo que debe”. Pero eso duró poco. “El primer día vino mi madre, el segundo Isabel Pantoja. El primer día era cariñosa, siempre he echado en falta la figura de mi madre y ese día lo noto levemente. En ese momento era la vida. Al día siguiente ya era Isabel Pantoja, intentando poner todo ello como ella quería. Tuvo un enfrentamiento con mi compadre, yo solté, tuvimos nuestros más y nuestros menos y desde ese día ya nada”.
“Por primera vez en su vida se encontró con que las cosas no son siempre como ella quiere. No hubo despedida, la última frase que tuve fue un ‘por favor, sal de esta habitación’ y no volvió a preocuparse por mi salud nunca más”, le reprocha ahora Kiko Rivera a su madre. Han pasado los años y siguen haciendo su vida por separado. Lo que más le duele es que sus hijos crezcan sin saber nada de su abuela. Al principio preguntaban por ella, después han terminado por aceptar que no forma parte de sus vidas.