Elecciones autonómicas
Patxi López se hunde ante el ascenso de PNV y Bildu
El líder de los nacionalistas vascos, Iñigo Urkullu, ganaría por la mínima
Vitoria- Los datos del último Euskobarómetro, elaborado por la Universidad del País Vasco el pasado mes de mayo, rompen el empate técnico entre el PNV y la izquierda abertzale que arrojaban las encuestas anteriores. La formación que lidera Iñigo Urkullu, y que le acaba de confirmar como candidato a len-dakari, ganaría los comicios previstos para antes de marzo de 2013, con 23 ó 24 escaños, pero seguida a un palmo de EH Bildu, la coalición abertzale fagocitada por la vieja Batasuna que regresaría a la Cámara vasca con el mejor resultado de su historia: 22 parlamentarios frente a los 14 que logró Arnaldo Otegi en el año 2001.
El declive lo encarna el PSE, «en claro retroceso» pese al intento de Patxi López de rentabilizar el cese de la violencia de ETA y de la defensa del autogobierno con su oposición a los recortes en Sanidad y Educación. Como resultado, pierden hasta ocho asientos y se convierten en la tercera fuerza, con 17 escaños.
Grupos minoritarios
Y el PP mantiene el tipo, y paga con solvencia la factura de la crisis y su aventura con los socialistas, dado que podría lograr 12 ó 13 escaños. Los que tienen muchas papeletas de desaparecer del hemiciclo vasco son los grupos minoritarios, dato que se repite en los últimos estudios. Y esto afecta, una vez refugiados en EH Bildu, EA, Aralar y Alternatiba, a EB y UPyD, representados ahora por un parlamentario cada uno.
La victoria electoral del PNV, que lograría algo más de 350.000 votos, se nutre principalmente de su bastión vizcaíno. De Guipúzcoa sacaría la izquierda abertzale, donde gobierna, buena parte de sus 280.000 votantes. Y Álava sería la fuente que más agua daría al PP, que obtendría unos 150.000 apoyos, y que podría recuperar su hegemonía en la provincia, al situarse a un escaño del Partido socialista vasco, que se quedaría con 210.000 sufragios.
Imposible pensar que el próximo lendakari no va a ser Iñigo Urkullu, ya que la única alternativa a su investidura sería un improbable pacto entre EH Bildu y los socialistas. La cuestión es que, ante su victoria sin mayoría, se haría necesario el apoyo externo, como ha hecho el PSE con el PP en la presente legislatura al gobernar en minoría.
La otra opción, aunque más descartada, sería conformar una coalición, de la misma manera que hizo el PNV con EA y EB durante el último Ejecutivo de Ibarretxe, o con el PSE en sucesivas legislaturas. Lo que quedará como capítulo inédito e irrepetible, de momento, es la formación de un gobierno constitucionalista, ya que el regreso de Batasuna arrojará un Parlamento vasco con clara mayoría nacionalista.
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