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Monteseirín cierra su ciclo con un aumento de la deuda de 527 millones
«Dejaré las arcas municipales mejor que cuando llegué». Alfredo Sánchez Monteseirín, 28 de octubre de 2010. El Ayuntamiento celebró ayer, tras el último Pleno presidido por el alcalde, ahora en funciones, las juntas generales de las empresas municipales para cerrar cuestiones administrativas, aprobar las cuentas y cerrar el mandato.
El balance: Giralda TV cuenta con una deuda a proveedores de entre nueve y diez millones, esto es, 607.000 euros de pérdidas mensuales desde su creación; Tussam, 126 millones, aunque el pasado ejercicio acabó con 69.000 euros positivos gracias a los recortes y la venta del edificio de Diego de Riaño; Lipasam, más de 34 millones en 2009 y unos 11,6 en 2010 tras un plan de saneamiento forzado por la Junta; Sevilla Global, unos 18 millones de déficit; la Fundación DeSevilla, sobre doce; y la Corporación, alrededor de 417 millones. En total, el endeudamiento ronda el 90% de los ingresos, según los informes del interventor. Esto es, 633 millones, sin contar con los reconocimientos de créditos para saldar pagos, sólo en las últimas semanas, otros 15.
Si Monteseirín viajara en el Delorean a un pasado relativamente cercano, hace doce años, encontraría –encontró– 106 millones de deuda. Aquel balance fiscal distaba del paraíso presupuestario, pero, la crisis y el actual déficit local lo presenta como un bálsamo en comparación con los números rojos que deja la coalición socialcomunista o, como se ha dado en llamar, el pacto de progreso. Entonces, el PSOE habló de una «bancarrota municipal». El pago más acuciante eran doce millones de obras de la Expo y los llamados bonos samuráis. El Metropol de entonces se denominaba Estadio Olímpico. Lipasam volvió a dar pérdidas tras tres años de beneficios; la deuda de Tussam creció exponencialmente; y Mercasevilla se sumergió en un agujero que se dijo salvado con la gestión de Fernando Mellet y que, una vez desatado el escándalo de las comisiones y la venta fraudulenta de suelos, resultó que todo era humo y deudas. Todo esto, y el resto, lo investiga la juez Alaya.
La actual deuda se pagará hasta 2030, de forma progresiva en base a una operación de refinanciación a largo plazo consistente en abonar más según pasan los años. En 2011, siete millones. A partir de 2012 –regalo envenenado para Zoido, ahí lo llevas– más de 28. En total, el Consistorio de Sevilla es el sexto de España más deficitario, según el Ministerio de Economía, con 544 millones, aunque el interventor habla de 633 al incluir las empresas. El Ayuntamiento sufraga ahora facturas de 2003. Según el alcalde electo, Juan Ignacio Zoido, que encargará una auditoría para conocer el estado real de las cuentas, aún hay recibos en pesetas.
Aparte, el colchón de los fondos del PGOU ha sido fagocitado –utilizado, si se prefiere– en la Encarnación, la Alameda y los carriles bici. Estos fondos tendrán que ser restituidos, según un acuerdo con Gaesco. De momento, por ejemplo, la pasarela de Palmas Altas, que debía salir de esta partida, ha sido sufragada por Abengoa. Si el Ayuntamiento fuera una empresa, habría que hablar de suspensión de pagos, concurso de acreedores y términos similares. La deuda se ha multiplicado, en doce años, por cinco. «Dejaré las arcas municipales mejor» que en 1999. Quizás, Monteseirín se refería a la decoración.
Un minuto de silencio y 120 segundos de Pleno
Apenas tres minutos duró el último Pleno de la «era Monteseirín», uno de ellos, de solemne silencio en memoria de Marcos Agüera, el alcalde de La Algaba. Ni una palabra de despedida, ni un guiño. Apenas un críptico «hasta dentro de cuatro años» a los fotógrafos, no se sabe si preludio de un retorno, si lapsus mental o si se refería a que no habrá otro último acto plenario, supuestamente, hasta 2015. En la posterior junta general de las empresas, a puerta cerrada, Monteseirín sí tuvo unas palabras de despedida para los concejales, una vez que ha anunciado que no acudirá al acto de investidura de Zoido.
Por lo demás, la Corporación aprobó la renuncia al acta de concejal de la socialista Teresa Florido, que quedó fuera de la lista de Juan Espadas, para incorporarse como directora general del SAE. Aparte, se aprobaron las actas de las sesiones plenarias urgentes del 25 de abril y del 13 de mayo y la ordinaria del 29 de abril, por unanimidad. Hubo un amago de aplauso o, al menos, un intento por parte de uno de los asistentes como público, entre los que estaban los gerentes de las empresas municipales. En un aplauso frustrado finalizó el Gobierno del alcalde de Sevilla más «longevo» de la democracia.
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