Europa

Tokio

Fukushima no frena la energía atómica

En las zonas limítrofes al perímetro de seguridad de la central nuclear de Fukushima Daiichi se han sembrado cientos de miles de girasoles y otras flores a las que se atribuye la capacidad de absorber radiaciones. Se trata de la cicatriz más colorida y poética de una crisis que puso de rodillas, hace seis meses, a uno de los países más desarrollados y disciplinados del mundo. El Gobierno japonés estima que tendrán que pasar todavía más de dos décadas para que sea seguro volver a habitar las zonas afectadas.

Escolares acuden al colegio en la prefectura de Fukushima
Escolares acuden al colegio en la prefectura de Fukushimalarazon

Pasada la emergencia, Japón ha entrado en un periodo reflexivo, marcado por el pesimismo económico y por el debate sobre la energía nuclear.Tras abandonar el cargo la semana pasada, el ya ex primer ministro nipón Naoto Kan admitía por primera vez que Tokio podría ser ahora mismo una «ciudad fantasma» si los operadores de la central hubiesen decidido abandonar la central a su suerte en los momentos críticos. «Hicimos simulaciones (…) Evacuar a 30 millones de personas era inviable, el país no habría aguantado algo así. Pensaba que las centrales nucleares eran seguras, pero he cambiado de opinión tras el desastre», reconoció el político en las páginas del rotativo «Asahi». A pesar de todo, la Organización Internacional de la Energía Nuclear (OIEA) confirmó ayer que se construirán entre 90 y 350 nuevos reactores antes de 2030 en todo el mundo. El accidente de Fukushima, explicó la institución, ha enfriado ligeramente las previsiones atómicas, sobre todo en Europa y en el propio Japón. Pero la mayoría de los países en desarrollo, especialmente China e India, mantienen en pie su agenda nuclear como única alternativa para dar continuidad a su acelerado crecimiento económico. «Se trata de un continuo y significantivo aumento en el uso de energía nuclear, aunque a un ritmo de crecimiento menor que en las previsiones anteriores», resumió el director general de la organización, Yukika Amano, durante la presentación de un informe que prácticamente coincidió con el accidente de Francia.

Por su parte, los trabajos de contención dentro de la planta de Fukushima continúan y las autoridades prevén que no se terminará de resolver de manera definitiva hasta principios del año que viene, fechas en las que se espera alcanzar la deseada «parada fría». Mientas tanto, y aunque los reactores continúan emitiendo partículas radiactivas en pequeñas dosis, la emergencia se considera controlada y la propia OIEA confirmó ayer en una rueda de prensa que la situación permanece «básicamente estable».


Cataluña, en prealerta
La Dirección General de Protección Civil de la Generalitat de Cataluña activó ayer en nivel de prealerta el plan Procicat para «mejorar la capacidad de respuesta en caso necesario» tras la explosión en Francia. Desde el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) se siguíó la evolución del accidente y el presidente Rodríguez Zapatero activó los dispositivos políticos, administrativos y técnicos para evaluar las posibles consecuencias del accidente. A media tarde, todo volvió a la normalidad.