Barcelona

Zapatero busca salvar el tipo en su primer test electoral

Primera prueba electoral para un PSOE en claro retroceso.

El ex ministro de trabajo, Celestino Corbacho, el presidente de Baleares, Francesc Antich y la número dos de la lista del PSC en las elecciones a la Generalitat, Montserrat Tura, durante la fiesta mitin que los socialistas catalanes celebraron en Barcelon
El ex ministro de trabajo, Celestino Corbacho, el presidente de Baleares, Francesc Antich y la número dos de la lista del PSC en las elecciones a la Generalitat, Montserrat Tura, durante la fiesta mitin que los socialistas catalanes celebraron en Barcelonlarazon

Madrid- Las perspectivas en Cataluña no son nada halagüeñas y, aunque en Madrid sostienen que en los últimos 15 días, tras los cambios en el Gobierno de España, algo se ha movido también en el electorado catalán, el PSC a día de hoy no repetiría, ni de lejos, los 37 diputados de los anteriores comicios. En la calle Ferraz son realistas: el mejor de los escenarios sería que el PSC mantuviera el resultado de hace cuatro años; el peor, que se desangre. Y los pálpitos suenan más a lo segundo que a lo primero.
Todo juega en contra del equipo de José Montilla: la nefasta gestión del tripartito, el discurso pseudonacionalista de los últimos años, la crisis económica, el paro, los recortes sociales, el desgaste de Zapatero, la penalización de las siglas… Repetir el resultado de 2006 sería, en estas circunstancias, un auténtico milagro laico para el socialismo.
Aun así en la calle Ferraz creen que el marcador final dependerá del índice de participación –hoy las encuestas que maneja el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, dan una abstención por encima del 50 por ciento–, de la capacidad del PSC para reactivar su electorado y de cómo sea finalmente el comportamiento electoral de la ciudad de Barcelona, donde los socialistas tienen hoy más problemas.
Tras varios meses de fría y, en ocasiones, tensa relación entre el president de la Generalitat y el del Gobierno de España, el primero se ha dado cuenta de que sin la ayuda del PSOE, del Gobierno y de los ministros esta campaña sería inútil y el resultado, peor incluso del esperado. Zapatero tiene previsto participar al menos en dos ocasiones en la campaña. La primera será este domingo en Viladecas, donde acudirá a apoyar a Montilla; la segunda será la noche del 25 en el cierre de campaña. Hay además una tercera visista que está pendiente de la agenda internacional del presidente y de si finalmente tendrá o no lugar la cumbre Euromediterránea.
Lo mismo hará Felipe González, una figura en ocasiones adorada por las bases del socialismo catalán a la que el PSC ha reclamado una participación activa durante la campaña. El otrora presidente ya estuvo la semana pasada en Badalona y está previsto que participe al menos en otros dos mítines, que podrían ser incluso tres. Todo lo que esté en su mano para insuflar ánimo a la decaída militancia socialista.
Además de González y Zapatero, los ministros de este último también estarán muy presentes en Cataluña, especialmente los que entraron en el Gabinete tras la última remodelación. Si hoy será Alfredo Pérez Rubalcaba la «estrella» invitada de la campaña del PSC y mañana, Zapatero, en los próximos días pasarán también Ramón Jáuregui, Rosa Aguilar y José Blanco, que tendrá sólo dos intervenciones debido a un viaje de Gobierno a los EE UU. Casi todos los días de los ya 13 que restan para que concluya la campaña electoral de Cataluña, habrá representación del Gobierno de España en aquella comunidad. Lo que haga falta para que el PSC mantenga a esa mitad del electorado que le votó en 2006 y que hoy dice no estar dispuestoa hacerlo. No se trata esta vez de ganar, ni siquiera de gobernar, sino tan sólo de salvar los muebles.