Asia

Pakistán

Descubren el primer refugio del terrorista

uevas revelaciones sobre la vida de Ben Laden salieron ayer a la luz.

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Ahora parece que el líder de Al Qaida asesinado estuvo en Pakistán durante más de siete años, y más de dos los pasó en una aldea en el distrito Haripur, en la carretera de Abbottabad según las investigaciones durante el interrogatorio a su esposa yemení, Amal Ahmed Abdulfattah. Las razones de por qué se mudaron de vivienda no las explicó la viuda del terrorista saudí que se encontraba detenida junto con otra quincena de personas, entre ellas las otras dos esposas e hijos de Ben Laden. Una fuente policial dijo que el ex jefe de Al Qaida había vivido en zonas tribales montañosas de Pakistán en los meses inmediatamente posteriores a los atentados del 11-S, antes de decidir trasladarse a un entorno urbano. Ben Laden junto con sus tres mujeres y un puñado de niños vivieron desde finales de 2005 hasta mediados de 2008, tranquilamente, en una casita rural en el pueblito de Chak Shah Mohamad cerca de Abbottabad. Tras darse a conocer la noticia decenas de periodistas fueron a la caza y captura del primer hogar de la familia Ben Laden. A diferencia de la residencia amurallada de Abbottabad, ésta era una vivienda sencilla que no contaba con medidas de seguridad. El descubrimiento del segundo paradero del terrorista más buscado les habrá caído como un jarro de agua fría a los servicios secretos paquistaníes (ISI) que atraviesan el peor bache de su historia. La crisis interna en la agencia de espionaje ha empezado a manifestarse y algunos analistas auguran que comenzarán a rodar cabezas. Se sospecha que su director general, Ahmad Shuja Pasha, de visita en Washington, podría ser destituido. Aunque sigan negando lo innegable, las agencias de inteligencia paquistaníes algo debían conocer. EE UU sigue sin entender cómo Ben Laden fue capaz de pasar inadvertido durante tanto tiempo en su fortín de Abbottabad, a un par de kilómetros de la Academia Militar de Kakul. Los poderosos ISI son descritos como un «Estado dentro del Estado» y tienen una larga historia de contactos con los grupos insurgentes en el país. Resulta inimaginable que la agencia de espionaje desconociera el paradero de Ben Laden, a sólo 150 km de la sede central de inteligencia en la capital. Avergonzado, Islamabad sigue rechazando las insinuaciones y se limita a decir que su país ha pagado con muchas vidas humanas y dinero el apoyo a la guerra contra el terrorismo. Con un Gobierno débil y un presidente impopular, si EEUU retira la ayuda militar, los talibán y otros grupos insurgentes lo tienen fácil para ganar.