Ciencia y Tecnología

Fracaso escolar por Paloma Pedrero

La Razón
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En el informe «Adolescentes de hoy. Aspiraciones y modelos», realizado con datos de 1.287 jóvenes de entre 14 y 18 años, se descubre que más de la mitad están preocupados por el fracaso escolar. ¿No les parece tremendamente significativo y doloroso? ¡Más de la mitad de nuestros chavales temen no ser capaces de aprobar y tirar para adelante con los estudios! Yo fui una pésima estudiante, no me interesaba aquello, y recuerdo el sufrimiento que era para mí ir al colegio. Tengo una hija de 14 años que padece ese tormento. Es muy inteligente, pero no tiene facilidad con el aprendizaje convencional y en su experiencia escolar le han trasmitido inseguridad e impotencia. Lo que no conocía yo es que este sentimiento de miedo e ineptitud es tan generalizado. Esto refleja el profundo fracaso del sistema educativo.
En vez de hacer que las criaturas disfruten aprendiendo, en vez de despertar su curiosidad y sentido por la vida, cada vez se aburren más en las aulas, cada vez tienen menos impulso de saber, cada vez detestan más las materias troncales. Pero el fracaso escolar es el fracaso de un sistema. Y no se arreglará con pequeños cambios ni dando más valor a las asignaturas llamadas importantes. No, porque lo importante no son las asignaturas, sino los niños y su personalidad. Cada crío es único y tiene sus propios talentos. Cortar a todos por el mismo patrón, no potenciar la capacidad de cada uno es ir hacia una homogeneidad imposible y triste. Hay que dar la vuelta a los valores esenciales de la vida. Porque nada ni nadie es más importante que el otro. Todos somos grandes en algo. Y ese don de cada uno es imprescindible para los demás.