Barcelona

La borrachera vence al civismo en Lloret

La población gerundense lucha por erradicar el turismo etílico tras dos noches de batalla campal

El ayuntamiento de Lloret cierra la discoteca donde empezaron los disturbios
El ayuntamiento de Lloret cierra la discoteca donde empezaron los disturbioslarazon

La población de Lloret de Mar (Girona) llora estos días porque en apenas una semana se ha echado por la borda todo el esfuerzo de diez años. Durante este tiempo, el municipio ha luchado para ofrecer una imagen de localidad idílica, en plena Costa Brava, favorable a un turismo familiar y cívico. Dos batallas campales protagonizadas por jóvenes turistas en evidente estado etílico, ocurridas en sólo cinco días, están dañando la reputación de Lloret.
 
Vender una marca
Hace años que Lloret se debate entre dos modelos turísticos antagónicos. A un lado está el que parece que ha ganado este año, el turismo de borrachera. Para muchas operadoras europeas, Lloret no es ya sólo una población, es una marca que vende noche, fiesta, alcohol, discotecas y sexo. Este producto se vende a jóvenes ingleses, alemanes, franceses, italianos ,holandeses y a otros países del continente.

Es turismo «low cost», con nula actividad cultural, el modelo preferido por buena parte de los empresarios y restauradores de Lloret. Es un tipo de turismo muy común también en el resto del litoral mediterráneo de España, conocido como «sol y playa», pero que en este caso cuenta con el ingrediente extra de noches sin fin en las 45 discotecas de un municipio que no llega a los 40.000 habitantes. Lloret parece un caso único, pero, ¿es posible un efecto rebote, al menos en otras poblaciones catalanas?

Lloret ha sufrido en los últimos años diversos altercados parecidos a los de este verano, pero no ha ocurrido nada parecido en ningún otro municipio. Lo que se acerca más es el Saloufest. Cada verano, esta turística localidad de Tarragona recibe a centenares de jóvenes ingleses.

La teoría es que vienen a practicar deporte, y lo hacen, pero sólo a primera hora de la mañana. En la práctica, el desenfreno etílico es una constante desde el mediodía hasta bien entrada la noche, pero nunca se han enfrentado a la Policía en ninguna batalla campal. Eso sí, las quejas vecinales son constantes.

Otra localidad muy turística, Platja d'Aro (Girona), nunca ha protagonizado tampoco ningún incidente importante, pero 30 personas fueron denunciadas este julio por beber alcohol en sus calles.

El otro modelo de turismo es el que desean la inmensa parte de vecinos de estas localidades turísticas y, especialmente , de Lloret. El ocio nocturno desmesurado cada vez tienen más opiniones en contra. El Ayuntamiento considera que estas recientes batallas campales «son la gota que ha colmado el vaso» y lanza veladas acusaciones a los empresarios, asegurando que «no nos gusta el modelo turístico que sigue un sector de la sociedad». El alcalde, Romà Codina (CiU), se muestra «indignado» y anunció medidas inmediatas tras los altercados del miércoles, que terminaron con 22 heridos y 20 detenidos, todos extranjeros y menores de 30 años.

El Ayuntamiento cuenta con el apoyo de los vecinos «de toda la vida», cada vez más irritados tras aguantar una noche tras otra juergas etílicas, ruido, discotecas que incumplen sus horarios y todo tipo de vandalismo. Las medidas tomadas por el Ayuntamiento se empezaron a notar anteayer. Las ordenanzas municipales se cumplieron a rajatabla. La Policía Local supervisó el horario de cierre de las discotecas, se prohibió la propaganda en la calle de locales de ocio nocturno y la presencia de máquinas de «vending» en las calles para evitar aglomeraciones y también se veta el consumo de alcohol y la presencia de prostitutas en la vía pública. Tampoco se puede dormir dentro de los coches.

Las medidas surgieron efecto y Lloret pasó una noche tranquila, un hecho que no apacigua, ni mucho menos, los ánimos de unos vecinos visiblemente hartos del turismo de borrachera. Los Mossos celebraron con cautelala ausencia de incidentes. El director general de la Policía Autonómica, Manel Prat, advirtió de que en Lloret «el equilibrio es muy débil, cualquier chispa puede degenerar en conflicto». Prat denunció lo mismo que los vecinos, que en determinadas zonas de la población hay demasiado ocio nocturno concentrado. «La solución no puede ser estrictamente policial», añadió.


Discoteca cerrada
El Ayuntamiento de Lloret hizo cerrar ayer de manera provisional la discoteca «Colossos», por deficiencias en el sistema eléctrico. Estos fallos fueron los que provocaron la evacuación del local el jueves, con la posterior batalla campal entre los clientes que querían volver a entrar y los agentes de los Mossos y de la Policía Local.