Comunidad de Madrid

OPINIÓN: Distancias cortas

Ser presidente de los empresarios, además de dar prestancia, procura, sólo con su presencia –Juan Rosell lo pudo comprobar ayer–, que la ministra de Defensa y futurible..., Carme Chacón, estuviera lo más cerca que ha estado en mucho tiempo de Mariano Rajoy.

La Razón
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Cruzaron alguna que otra frase de cortesía que quizá, es una posibilidad, fuese un ensayo de los encontronazos verbales entre el/la presidente del Gobierno y el/la líder de la oposición. Lo que por ahora es una incógnita es qué puesto ocupará cada uno en el caso de que las hipótesis sobre el futuro político de Chacón se conviertan en certezas. Lo que ayer sí se pudo constatar es que ya se están tomando las medidas para encuentros posteriores que no se espera que sean tan amables. El encuentro pase lo que suceda, que sucederá o no, tuvo morbo político y entretuvo un buen rato a los presentes antes de la intervención de Juan Rosell. Claro que si hay que medir el poderío político de cada cual nada más evidente que ver el orden de llegada de los asistentes. Puede que sea casualidad o causalidad, pero la primera en llegar fue Carme Chacón, seguida de Miguel Sebastián, Mariano Rajoy con Jorge Moragas, y la última, Elena Salgado. Puestos a especular sobre la sucesión de Zapatero, o no, tal vez el orden de llegada pueda ser un dato a tener en cuenta.

Salgado y Gallardón
Los que también estaban midiendo las distancias cortas era la vicepresidenta y ministra de Economía, Elena Salgado, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, y el ministro de Industria, Miguel Sebastián. Por el gesto serio del alcalde entre los dos ministros es fácil aventurar que estaba intentando convencer a Salgado que interceda por Madrid para poder refinanciar su deuda. Salgado asentía y callaba, que no es lo mismo que quién calla, otorga y el alcalde de Madrid lo sabe y no le gusta nada.

Ana Botella, sentada al lado del presidente de Aragón y secretario de organización del PSOE, Marcelino Iglesias, observaba la escena atentamente por sí, que no, había fumata blanca y la capital podría tomar oxígeno económico. Iglesias prefirió mirar para otro lado, concretamente a Soraya Sáenz de Santamaría, Josep Sánchez Llibre y Silvio González, con los que cruzó alguna que otra frase de circunstancias, de ésas que no comprometen a nada pero con las que se queda muy bien. Más relajado estaba el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González –que informaba con discreción del estado de salud de Esperanza Aguirre–, Alicia Sánchez-Camacho, y la vicepresidenta segunda del Congreso, Ana Pastor, que se sentó al lado del vicepresidente del Grupo Antena 3, Maurizio Carlotti.

Uno de los presentes más sigilosos fue el director general de Tráfico, Pere Navarro, que se ha tomado tan en serio lo del límite de velocidad que llegó andando a la prudente velocidad de unos cinco kilómetros por hora e iba pidiendo paso entre el tráfico de la sala con una sonrisa luminosa a modo de intermitentes. La bonhomía de Josep Piqué también es digna de alabar, como la de Álvarez del Manzano.

Al presidente de la CEOE le arroparon algunos de los empresarios más significativos de nuestro país como el presidente de Endesa, Borja Prado, el presidente de Repsol, Antonio Brufau, o el vicepresidente de la CEOE, Arturo Fernández. Rosell desgranó su ideario económico, que pasa por las reformas y una declaración de intenciones que merece consideración: «Es mejor equivocarse que no hacer nada». Pues eso, que es mejor actuar, aunque se yerre, que quedarse esperando mientras la crisis económica sigue su incierto camino.