Madres contra los estereotipos

MADRID- A menudo, aunque no siempre, femenina, siempre singular, y sin duda unida a los tiempos que respira, la obra de Paloma Pedrero ha puesto su mirada en anteriores ocasiones en las relaciones personales y en concreto en las familiares: ya fuera con la excusa del travestismo como en «La llamada de Lauren», para hablar de la amistad y sus límites, como hizo en «El color de agosto», o para arrancar sonrisas a costa del amor y el desamor en la saga episódica de «Noches de amor efímero». En su nueva obra, «En la otra habitación», la dramaturga y directora aborda un tema poco tratado por la escritura teatral actual, la relación entre madres e hijas –«Cierra bien la puerta», de Ignacio Amestoy, pisaba un terreno similar aunque no idéntico–, y desde un ángulo sin duda inédito: a Pedrero le interesaba en esta ocasión descubrir cómo es la convencia entre las hijas del siglo XXI y sus madres, alejadas del antiguo estereotipo, mujeres que aún quieren vivir su vida y no ser tan sólo madres.

Celos y odio
Se trata, explica Pedrero, «de una obra que habla de un mundo en el que hay competitividad, celos y odios, un mundo que ha cambiado mucho porque, desde hace años, las madres trabajamos, tenemos otra perspectiva y queremos más cosas además de ser madres». Las protagonistas de esta pieza son Paula, que no quiere renunciar a su terreno personal, su vida fuera del espacio de la maternidad, y su hija Amanda, que se niega a asumirlo. Aunque Paula no es la madre perfecta: su fuerte personalidad se une a su egocentrismo y desemboca en una situación de conflicto cuando entra en el terreno que Amanda considera innegociable: su habitación. «Es un «conflicto generacional –explica Pedrero– que nos van a reprochar más adelante. Siempre los ha habido, pero este va a ser nuevo». Y, medio en broma medio en serio, recuerda la autora que «hoy en día, los hijos no se van de casa, somos los padres los que queremos volar. Se trata de hacer nuestra vida».

Con este montaje, Pedrero y la compañía Teatro del Alma proponen líneas de diálogo que se hacen tangibles más allá de la barrera invisible que separa al escenario del público en forma de debate tras algunas de las funciones. Además, el montaje se verá en dos escenarios: primero (desde hoy hasta el domingo) en el Teatro Conde Duque; a continuación, se instalará en Guindalera Escena Abierta, el teatro del barrio donde la compañía tiene su sede, en un horario inusual en la tradición teatral: todos los lunes y martes de noviembre.

El detalle
COMPAÑÍAS RESIDENTES
La obra de Pedrero, gestada en el C. C. Buenavista, forma parte de la red de centros del Ayuntamiento de Madrid. Este mes se presenta en Conde Duque el trabajo de sus compañías residentes, con propuestas de Factoría Teatro (C. C. La Elipa), Telón Corto (Carril del Conde), Factoría Estival de Arte (Orcasur) y AMAEM Marías Guerreras (Los Rosales).