El efecto «Viri» por Carmen Gurruchaga

La esposa de Mariano Rajoy, Elvira Fernández, es una mujer que como otras muchas trabaja en jornada laboral normal con vacaciones tasadas. Por ello, para poder acompañar a su marido en algunas jornadas de la maratoniana campaña, se ha visto obligada a pedir un permiso sin sueldo en la multinacional Telefónica, donde presta sus servicios profesionales. El candidato «popular» está viviendo una prueba trascendental en su vida pues, de acuerdo con los sondeos, existen serias posibilidades de que esta carrera termine en la Presidencia del Gobierno y, lógicamente, su mujer desea tomar parte de esta experiencia. Por eso, asiste a algunos de los actos programados y en esas ocasiones viajan juntos y comparten esos momentos importantes, anteriores o posteriores a su intervención. Su presencia física le hace sentirse apoyado, pues según afirman quienes conocen a la pareja, ella es una persona inteligente y con buen carácter que le proporciona tranquilidad.

Estas cualidades de su personalidad hacen que siempre sea bien recibida y tratada como una persona más del equipo de campaña. Por ejemplo, el día del debate con Rubalcaba, ella no estuvo presente en el Palacio de Congresos, pero vio a su marido por TV, al tiempo que se «mensajeaba» continuamente con la directora de Comunicación del partido. En el descanso hablaron por teléfono y «Viri» le comunicó que se sentía feliz por cómo iba la discusión. También con esa imagen mucho más moderna que transmitía su marido en esa ocasión y en otras que presenta en esta campaña cuando viste con vaqueros, con camisas con corte moderno, más juveniles, jerseys de cuello en pico... Una transformación externa en la que ella ha tenido mucho que ver. Y es que Elvira Fernández es una mujer con criterio propio y sus consideraciones son muy valoradas y tenidas en cuenta por el líder del PP.

La mujer de Rajoy y madre de sus dos hijos no está haciendo la campaña completa; es decir, no participa en el maratón diario. Está presente en algunos mítines, que pueden coincidir con los días que él no vuelve a Madrid, mientras que Rajoy duerme en casa un día sí y otro no. Así compaginan sus encuentros y hacen compatible la vida familiar con la laboral. Cuando acude a los actos electorales no le gusta que las cámaras le enfoquen, porque ella está allí para arropar a su marido y no para protagonizar ninguna imagen ni para atraer la atención de los focos. Pero en ocasiones resulta inevitable que las televisiones y medios escritos quieran dar cuenta de su presencia; precisamente porque no es habitual. Hace unos días, por ejemplo, todos los medios captaron una bonita instantánea de ella junto a su marido en un centro de discapacitados, mientras Rajoy abrazaba a uno de ellos. También ha participado en reportajes de familia, aunque ella, recatada, prefiere permanecer en segundo plano y se siente incómoda si sale en la foto, por lo que ya no puede evitar que la reconozcan por la calle.

Su sentido del humor contribuye a que el miniequipo de campaña que acompaña a Rajoy, con mayoría de mujeres, pasen ratos muy agradables. Además, el efecto positivo que causa en el «jefe» –pues está demostrado que él se siente más contento, tranquilo y distendido con «Viri» en sus proximidades–, influye para que todos los miembros del equipo deseen que ella comparta los días electorales.


Sus momentos
Su pareja
Mariano Rajoy y Elvira Fernández se casaron un 28 de diciembre. Se conocieron una noche de Semana Santa, en un bar llamado «La luna» de Sanjenjo. Desde entonces, el matrimonio siempre se ha mantenido sólido y fruto de esa unión son sus hijos Mariano y Juan.

Su consuelo
Mariano Rajoy perdió las elecciones generales. Tras la presión sufrida por algunos sectores para que abandonara el cargo, su mujer se mantuvo siempre a su lado, apoyándolo para que no abandonara.

Su cómplice
En esta campaña electoral está siendo destacada la presencia de Elvira Fernández junto al candidato popular a las generales. Prueba de ello es la excedencia que ha pedido en Telefónica, empresa en la que trabaja, para acompañar a su marido durante las elecciones y los días que sucedan