Dinamarca

Y España no pudo más

Cuando uno da todo lo que tiene, poco se le puede echar en cara. El balonmano español ha vuelto a latir en el Mundial de Suecia, se ha reactivado, ha recuperado la alegría, pero no ha sido suficiente para volver a una final seis años después, para derribar a un oponente con dos nombres propios de presente y que seguro marcarán el futuro de este deporte

El danés Rene Toft Hansen intenta marcar un gol durante la semifinal del Campeonato del Mundo de Balonmano
El danés Rene Toft Hansen intenta marcar un gol durante la semifinal del Campeonato del Mundo de Balonmanolarazon

El portero Landin y el lateral Hanssen se encargaron de arruinar el sueño de la Selección, que mostró la garra de todos los partidos, la que le ha llevado tan lejos, y que resucitó mil veces antes de «morir» definitivamente.

Porque a los chicos de Valero Rivera hay que «matarlos» y «enterrarlos» y echar mucha tierra encima para asegurarse de que no van a volver al partido. Alemania y Túnez lo sufrieron y España dio la vuelta al resultado. La gran Francia también, y España llegó al empate. Con Dinamarca no pudo ser, aunque no por falta de ganas. En la actualidad, «La Roja» está un punto por debajo de su rival de ayer. Sirva un dato como muestra: el equipo nacional no fue por delante en el marcador ni un segundo de los sesenta minutos de partido. Llegó a igualar el resultado a 10, a 11, a 23... Pero nunca mandó. Fue a tirones.

España empezó mal, desconcertada por la velocidad de Dinamarca, un grupo que no para, al que hay que echarle el lazo: robe el balón o reciba un gol, no tarda ni dos segundos en plantarse en la portería contraria. La defensa de la Selección de Valero, el mágico 5-1, no llegaba a colocarse bien, no tenía tiempo. Y, claro, a los 16 minutos, 6-10. La primera «muerte» de España, que no metía ni los penaltis. Valero cambió al portero (Sterbik por Hombrados), la defensa se ajustó con Ugalde en el avanzado, llegaron las primeras contras y con ellas, el equilibrio. Nueve minutos sin anotar de los vikingos situaron el 10-10, que se convirtió en 12-12 al descanso.

La serenidad no duró demasiado con el alocado conjunto nórdico. En un pispás, sin tregua, ya se había vuelto a marchar. Otro tirón y otra heroica reacción de España con Cañellas como protagonista, culminada con un parcial de 2-0 en inferioridad que establecía de nuevo las «tablas» a falta de cinco minutos. Después de todo, después de la tortura de Hansen, cuyo repertorio es infinito y es capaz de marcar a lo bruto o a lo fino; después de la desesperación de Landin, que paraba o tocaba casi todos los balones, había partido. Un partido de cinco minutos que España tuvo que comenzar en inferioridad por la exclusión de Morros. Otra vez tocaba sufrir, pero no hubo un tercer milagro. En ese tiempo la Selección sólo pudo superar a Landin en una ocasión, y con todo ya resuelto. «Landin ha ganado el partido», reconocían hasta sus compañeros. Dinamarca apretó y fue definitivo. Francia le espera mañana en la final para saber si se produce el relevo. España se jugará con Suecia el bronce. Sería un buen premio para un equipo que ha vuelto a ver la luz.