Feria de San Fermín

López Simón bien vale la feria de Arganda

López Simón, ayer, en la localidad madrileña de Arganda del Rey
López Simón, ayer, en la localidad madrileña de Arganda del Reylarazon

Alberto López Simón, en un gran momento, vino a Arganda del Rey con disposición y a demostrarlo. Tras una feria en la que apenas se habían repartido orejas, la afición pudo disfrutar en la tarde de ayer del toreo firme y de verdad del novillero madrileño.

Se lució a la verónica en su primero, un novillo al que se le pidió la vuelta y con el que comenzó de rodillas la faena de muleta. Firme y muy quieto, López Simón trenzó bonitos muletazos por ambos pitones. Tras una buena estocada, el presidente le concedió, con justicia, el doble trofeo. Con el quinto también se estiró a la verónica, manteniendo su figura muy recta. La faena de muleta, tras unos buenos derechazos de rodillas, no pudo despegar con un animal rebrincado y que fue a menos. El público reconoció su labor y le obligó a saludar.

Tras una estocada entera, el mexicano Sergio Flores cortó una oreja al bravo cuarto. El público, algo frío durante la faena, premió con un trofeo la labor de Flores, en la que destacaron muletazos por el pitón derecho y unas ajustadas manoletinas. Fue pitado tras matar al que abrió plaza, con el que llevó a cabo una labor sin emoción y de mala colocación, que finalizó con un espadazo que hizo guardia.

Fernando Adrián, novillero de la escuela de la localidad argandeña, no estuvo ayer acertado con los aceros. De no ser por la espada, un trofeo hubiese cortado de su primero, animal que terminó rajándose y al que toreó bien por alto en el inicio de faena. Abrevió con el complicado sexto, el peor del encierro.

El ciclo argandeño terminaba y aunque tarde, vivió su momento álgido en el segundo del último festejo. Alberto López Simón y su faena bien valen una feria.

Novillos de El Jaral de la Mira, bien presentados, serios y de juego desigual, el 6º, el peor. Sergio Flores, pitos tras aviso y oreja; Alberto López Simón, dos orejas y saludos; y Fernando Adrián, ovación y silencio tras aviso. Casi lleno.