Sevilla
El doble o nada de Zoido
A Juan Ignacio Zoido le encomendó su partido la complicada tarea de romper el, en palabras de cierto intelectual porteño, «cordón sanitario» tendido a su alrededor por el pacto entre Monteseirín y Torrijos en el Ayuntamiento. Con su victoria, que no éxito, en 2007, Sevilla ganó a un opositor firme, tenaz y con un saludable sentido del show; pero, lo más importante, él se ganó la oportunidad de repetir candidatura en 2011. Ha dicho con otras palabras, como El Cordobés a su madre pero sin tanto tremendismo, eso de «...o llevarás luto por mí». El mensaje tiene su aquél porque más bien suena a sacudida de la silla gestatoria desde donde Arenas, diputado cunero por Almería, pastorea al PP regional. Porque el escenario es como sigue: Zoido será alcalde en solitario o con el apoyo bien del PA renacido, bien de UPyD irrumpida pero esa (cuasi) certeza demoscópica se torna en mar de dudas en lo que concierne a las elecciones autonómicas. ¿Admitiría el entonces regidor de Sevilla que su (presunto) amigo, (antiguo) mentor y (mil veces fracasado) jefe siguiese en la confortable poltrona de Consejero de la Oposición? Hay una diferencia. Zoido, con razón, recuerda que él no necesita la política para vivir. A otros, el quitarles la sinecura equivale a mandarlos al hospicio, ¿verdad, Javier? Las tira con mala milk el señor magistrado en excedencia. Cada día me gusta más.
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