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Companys insurrecto

La Razón
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El pasado día 6 se cumplieron 76 años de la insurrección, levantamiento o intentona golpista de Lluís Companys, presidente de la Generalidad en 1934. Este triste episodio, muy perjudicial a la democracia republicana y letal para la autonomía catalana, se bautiza generalmente por los turiferarios de Companys con el púdico nombre de «Fets d'Octubre», como si se tratara de la crónica de sucesos de una riña multitudinaria.
La alocada aventura de proclamar un estado catalán dentro de una inexistente republica federal española y, además, intentar sublevar a la guarnición de Barcelona contra el gobierno legítimo, es una muestra insuperable de insensatez política y de poca talla personal. Tanto más, cuanto Companys no estaba convencido del éxito de la empresa, o sea que se dejó llevar como acostumbra a pasar con los políticos de corte radical que creen que, a base de demagogia, dominarán a los revolucionarios y extremistas. Estos últimos eran una mezcla de ilusos separatistas (Dencàs, Estat Català, etc.) y de obrerismo revolucionario (Alianza Obrera).
El resultado fue: 10 horas de Estat Català, más de 30 muertos, saqueos e incendios, suspensión del Estatut y 30 años de cárcel para el del Terrós. Un personaje como Companys no podía acabar bien. Menos mal que hubo un catalán con seny, el general Batet.