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Olvidos por María José Navarro
Hace ya muchos, muchos años, en Murcia (quehermosaereh) vivía una petarda muy grande a la que, un día aciago, le robaron el bolso con el sueldo del mes recién sacadito. El cómo sabía el caco que esta pobre mujer llevaba el sueldo recién sacadito dio lugar, en su momento, a múltiples especulaciones que no vienen al caso, porque el hurto se produjo en su propia mesa en su lugar de trabajo, aunque ésa es una tangente del asunto que no vamos a tratar, porque ya no viene a cuento. Esta indigente intelectual (verbigracia) se fue a la comisaría más cercana y, aconsejada por un policía de turno («debería Vd. esperar por si de pronto aparece») no cursó denuncia. Esa noche soñé con que «La Tigresa» se hacía pasar por mí y he tenido escarmiento suficiente. Me acuerdo ahora porque hay un hombre inocente en una cárcel italiana al que en 2002 le robaron la cartera. Pasados ocho años, fue detenido en su trabajo por la Guardia Civil, acusado por la justicia italiana de dirigir una banda de narcotraficantes. Óscar Sánchez, lavacoches en Mongat, vive desde entonces un calvario. Las autoridades españolas han demostrado con pruebas fehacientes que su identidad fue suplantada por un mafioso uruguayo que se encuentra preso en Canarias, pero el tribunal de apelación de Nápoles se empeña en un peritaje fónico (realizado por un técnico de escasa reputación en el país) para intentar negar lo que es (a ojos del propio fiscal de la Audiencia Nacional, Jesús Santos, que llevó la intermediación entre ambos sistemas judiciales) una metedura de pata como la copa de un pino. Empecinados en el error para no reconocerlo. No olvidemos a Óscar, por favor.
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