Barcelona

Mas promete hacer la consulta pese a los avisos del Gobierno de ilegalidad

El líder de CiU sostiene que no aceptará «amenazas» de los poderes del Estado

Mas y Trias, ayer, durante el 19º fórum Barcelona de seguridad vial
Mas y Trias, ayer, durante el 19º fórum Barcelona de seguridad viallarazon

BARCELONA- Al presidente de la Generalitat, Artur Mas, le irrita que el Gobierno no acepte sin más su pretensión de hacer una consulta sobre la autodeterminación de Cataluña. No le agrada que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría le advierta que impedirá un referéndum ilegal sobre la independencia de Cataluña porque no tiene encaje en la Constitución. «Si el pueblo de Cataluña se pronuncia, lo primero que tiene que hacerse es escuchar atentamente y educadamente, y no amenazar», dijo ayer Mas, que recomendó al Gobierno que tome ejemplo de Reino Unido porque sí que permite un referéndum de autodeterminación a Escocia.

«No se puede impedir»
El presidente de la Generalitat aseguró que no tiene ganas de «hacer las cosas fuera del marco legal», aunque subrayó que «no se puede impedir al pueblo catalán que se pronuncie sobre su futuro a menos que no se le reconozca su existencia». Mas se mostró partidario de resolver «con diálogo, negociación y sin amenazas la voz de la gente cuando se pronuncia en los referendos, en las consultas o en las elecciones», pero, de momento, no se avista qué solución puede haber a una consulta que, según la Constitución, extralimita las competencias de la Generalitat a pesar de que no se le quiera dar carácter vinculante.

«Yo sólo les pido que escuchen lo que diga el pueblo de Cataluña, primero en las elecciones del 25 de noviembre. En los países civilizados y democráticos, la gente se entiende hablando y negociando a partir de la voluntad expresada en las urnas», afirmó el presidente de la Generalitat un día después de que el Parlament aprobara plantear una consulta sobre la autodeterminación «prioritariamente» la próxima legislatura.

La hoja de ruta de Mas está clara. Consiste, en primer lugar, en que CiU logre una mayoría absoluta que otorgue al presidente de la Generalitat lo que él denomina «una fuerza especial». De momento, ningún sondeo la pronostica, aunque en los mentideros de la política catalana se asegura que esa encuesta es inminente. De hecho, el propio PSC quiso tomar una prudencia ayer: las primeras fotos demoscópicas no van a ser las últimas.

Faltan dos meses para que los partidos intenten convencer a los catalanes de sus ofertas electorales. Probablemente, ninguna es tan contundente como la de CiU. De lograr la soñada mayoría absoluta, Mas continuará acelerando para posibilitar una consulta sobre la independencia a la que ya se comienza a poner fecha: 11 de septiembre de 2014, fecha del tricentenario de la caída de Barcelona a manos de las tropas borbónicas.

Mientras no se pone fecha, Mas tiene motivos para felicitarse porque el Parlament apoyó dar impulso a la consulta con el 62 por ciento de los votos. De hecho, el presidente de la Generalitat no descarta que el PSC –que anteyer se abstuvo en la votación de la resolución sobre la consulta– se acabe sumando para no quedarse «descolgados» en la política catalana.

Ciertamente, Mas no va muy desencaminado porque múltiples voces del PSC abogan por dar alas al derecho a decidir.

Casi ochenta «municipios libres»
Casi ochenta municipios (79) han aprobado este mes de septiembre mociones en las que se declaran «territorio catalán libre», siguiendo la iniciativa emprendida por el ayuntamiento de Sant Pere de Torelló (Barcelona). «Territorio catalán libre» significa, según precisa la web de estos consistorios, formar parte de «aquellos municipios o regiones de Cataluña en los cuales rige de forma provisional la legislación y reglamento de alcance español».
 Esta legislación y reglamentos, añade, «estarán vigentes a la espera de que el Govern y el Parlament dicten las nuevas leyes catalanas, asumiendo así la soberanía nacional de Cataluña, convirtiendo a Cataluña en un Estado». Los ayuntamientos que han aprobado estas mociones niegan que su pronunciamiento sea meramente simbólico, porque este gesto puede irse traduciendo en actuaciones concretas, por ejemplo, la de colocar la «estelada» (bandera independentista) en los mástiles del consistorio, entre otras.