JMJ de Río
Ser Papa «un peso que nadie puede llevar por sí mismo»
Cuando el cardenal Joseph Ratzinger fue elegido Papa en abril de 2005, sus planes para disfrutar de su jubilación distaban mucho de la misión que Dios le tenía encomendada. Y es que, como dice el profeta Isaías, los planes del Señor no son nuestros planes.
Precisamente unos meses antes, Ratzinguer había pedido al entonces Pontífice, Juan Pablo II, que le permitiera retirarse a las montañas de su natal Alemania para pasar su vejez dedicado a las dos cosas que más le gusta hacer: estudiar y tocar el piano. Nada más lejos de la realidad. En lugar de descansar entre libros y partituras, Benedicto XVI pasó a llevar sobre sus hombros el peso de la Iglesia católica, sus virtudes y alegrías, pero también sus pecados y sufrimientos.
Una carga «que nadie podría llevar solo con sus fuerzas, sino que se puede llevar únicamente porque el Señor lo lleva y me lleva», confesaba el Santo Padre la pasada semana tras visionar la película «Cinco años del Papa Benedicto XVI», en su residencia veraniega de Castel Gandolfo, donde está disfrutando de sus vacaciones. La película, realizada por la red pública de radio y televisión de Baviera (Alemania), muestra los momentos más decisivos del Pontificado de Benedicto XVI, tanto los vividos en el Vaticano, como en sus viajes por todo el mundo, informa Zenit.
El Papa, conmocionado, agradeció a la radio la realización de «este viaje espiritual extraordinario» que además muestra «la riqueza de la vida de la Iglesia, la multiplicidad de culturas, de los carismas» y cómo en esta diversidad «vive siempre la única Iglesia». La misión del Santo Padre consiste precisamente en mantener la unidad en la institución y hacerla visible hasta la eternidad.
«La Iglesia no está envejecida»
Pero no todos son frutos buenos, sino que el documental muestra cómo también la Iglesia sufre. A pesar de ello, Benedicto XVI quiso resaltar que es una institución «gozosa, no es una Iglesia envejecida, sino que hemos visto que es joven y que la fe crea alegría». Por ello, el Pontífice calificó de «muy interesante y bonita» la idea de insertar en la película la novena sinfonía de Beethoven, del «Himno de la alegría», expresión de «cómo detrás de toda la historia está la alegría de la redención».
Benedicto XVI, agradecido
Durante el tradicional rezo del Ángelus con los fieles congregados en la residencia pontificia, Benedicto XVI manifestó ayer su alegría por la entrada en vigor de la Convención para la prohibición de las bombas de racimo, que provocan daños «inaceptables a los civiles». La Convención prohíbe a los 30 estados que han ratificado el acuerdo emplear, almacenar y producir este tipo de municiones. El Pontífice animó a todos los países a adherirse al tratado al tiempo que reconoció la sabiduría de la comunidad internacional al «perseguir un resultado significativo en el derecho humanitario».
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