Bruselas
Jean Quatremer: «España interesa a la prensa para atacar al euro»
Jean Quatremer conoce como nadie los entresijos de la Unión Europea y observa esta crisis desde una atalaya privilegiada. El corresponsal del diario francés "Libération"responde a LA RAZÓN que la crisis del euro es política, no económica. Y no duda de que su objetivo principal, el de los especuladores que han visto las debilidades de la UE, es el euro.
–¿Cree que España está siendo retratada negativamente en la prensa británica?
–La prensa británica tiene en general un sesgo anti euro porque considera que la moneda única es un "crimen contra el pensamiento económico", que considera que no puede existir una moneda sin estado. No son España o Grecia las que les interesan por ellas mismas, sino porque son los desgraciados de la zona euro que dan fundamentos a todas sus prevenciones. Más allá, eso justifica la elección de su país de quedarse fuera del euro y permite olvidar o relativizar el hecho de que Gran Bretaña esté en una situación peor aún que la de sus socios de la zona euro actualmente atacados por los mercados. La suerte del Reino Unido es la de albergar la City: no se sierra la rama sobre la que estás sentado, como muestra el tratamiento privilegiado que disfruta de parte de las agencias de calificación.
–¿Qué interés tiene Reuters en presentar a España como un país fallido?
–Lo que interesa a Reuters es servir informaciones financieras privilegiadas a sus abonados que más pagan, es decir a las bolsas. Como Bloomberg, su fortuna viene de su hilo financiero, no de su hilo de información general. Además, Reuters actúa, por si misma, en los mercados. A partir de ahí su interés es evidentemente tener información que pueda orientar el mercado y, como otros, se entrega al jueguecito de las profecías autorrealizables. Por sus contactos en los mercados, conoce mejor que nadie los rumores que los recorren. Pero a veces, y yo la he pillado muchas veces con las manos en la masa, intenta acelerar un movimiento del mercado anunciando "noticias"que cuando menos son de poca confianza, están manipuladas o son directamente inexactas. La semana pasada su oficina en Bruselas afirmó que España había comenzado a negociar un "salvamento global"de 300.000 millones de euros, lo que ninguna fuente europea, y mis fuentes son buenas, me ha podido confirmar. Se dice que Alemania está a favor y sin duda vuestro ministro de Finanzas (Luis de Guindos), pero eso es todo. Estoy casi convencido de que no hay negocaciones en Bruselas sobre un plan español. Pienso que Reuters ha "europeizado"una fuente alemana o española para dar una exclusiva que habría podido acelerar el pánico y hacer caer a España, lo que habría validado a posteriori su supuesta información.
También Financial Times afirmó en la primavera de 2010, que el Banco Central de China se disponía a vender sus reservas de euros. Una noticia totalmente inflada. En aquel momento denuncie esa farsa: cómo era posible que una fuente china pudiera dar a un occidental una información que, si fuera conocida, haría fracasar el euro, lo que no vendría bien a los negocios de Pekín. Pero si la información, sea verdad o media verdad, es seguida por el mercado, eso dará la razón a la agencia. Nunca se pierde en este juego desde el momento en que la información de salida tiene un semblante de credibilidad y es creída por personas que pueden hacer fracasar a un país apoyándose en un botón. El mercado es la casa del rumor y la manipulación. Y los medios participan plenamente en él.
–¿Está Reuters defendiendo los intereses alemanes?
–No, no lo creo ni por un instante. Reuters, como Bloomberg o Financial Times, no tiene más que una religión: los mercados. Todo lo que pueda hacer cambiar al mercado en un sentido o en otro tiene valor en sí mismo.
–¿Es el euro el verdadero objetivo de todo esta agitación financiera?
–Absolutamente. Los inversores no creen ya en una moneda sin estado: se han dado cuenta, desde luego tarde, de que no existe ningún poder de coacción central para impedir que un estado mienta sobre sus cuentas (Grece) o dirija una política económica inadecuada (Portugal, España, Irlanda), o para obligarle a adoptar reformas estructurales (Italia, Francia). Igualmente, ha hecho falta esta crisis para ver que no existe ninguna solidaridad financiera entre los estados. Es, por tanto, menos una crisis financiera que una crisis política y la respuesta debe ser sobre todo política. Lo que quieren los mercados es saber dónde va la zona euro para asegurarse de la continuidad de la moneda única. Hoy no tienen ninguna certeza sobre este futuro. El único medio de dársela es asegurarles que se va a perseguir la integración política y financiera de la zona euro para dar un estado al euro y así hacerlo irreversible. Ya no podemos tener la mantequilla, la moneda única, y el dinero de la mantequilla, una política económica y presupuestaria soberana. Creo que los estados finalmente lo han entedido: Francia, durante mucho tiempo reticente al federalismo, está en adelante dispuesta a efectuar este salto a condición de que esté acompañado de una fuerte solidaridad.
–¿Puede la UE avanzar por sí misma, sin esperar a las directrices de Alemania?
–¿Estaría usted dispuesto a dar su tarjeta de crédito y su código PIN a un desconocido que le asegurase que gastará con discernimiento? Evidentemente, no. Hoy se pide a Alemania que sea garante de los gastos hechos por gobiernos que el pueblo alemán, o el francés o el italiano, no han elegido y no pueden sancionar. Eso plantea un serio problema democrático. Loas alemanes tienen razón al reclamar más integración antes de aceptar una solidaridad financiera con otros países: hace falta que cada uno pueda controlar los gastos de los demás porque la solidaridad impone la confianza. Otro modelo es sin embargo posible, el de los Estados Unidos: los estados son los únicos responsables de su presupuesto y se les deja endeudarse si gestionan mal sus cuentas públicas. A cambio, se pone en marcha un presupuesto europeo consecuente con el fin de ayudar a los estados que se enfrentan a dificultades pasajeras.
–¿Que el BCE compre deuda española e italiana puede ser la solución definitiva a la crisis?
–La solución definitiva es el federalismo. La intervención del BCE es sólo un medio, un instrumento al servicio de un proyecto político. El BCE puede desde luego dar confianza a los inversores, pero no hará más que ganar tiempo. Si los mercados no tienen confianza en el euro, nada puede obligarles a invertir en la zona. Dicho de otra forma, hace flata mostrarles que sabemos dónde vamos y que no repetiremos los errores del pasado. Aún más. Entre el federalismo y la vuelta a las monedas nacionales no hay nada.
–¿Debemos confiar en la ayuda americana para mantener el euro?
–Las autoridades políticas americanas tienen interés en la estabilización de la zona euro porque su hundimiento sería un golpe monstruoso para todo el mundo. Imagine que el dolar o el yen desaparecen... Los inversores no tienen ideología: no quieren perder su dinero y si es posible quieren ganar. Si no tienen confianza, se irán sin ninguna duda.
EN PRIMERA PERSONA
Profundo europeísta. Y por ello crítico, para bien y para mal. Esta semana, desde su blog «Coulisses de Bruxelles», el «eterno» Jean Quatremer, uno de los corresponsales que más experiencia acumula en asuntos comunitarios –trabaja en la capital comunitaria desde 1995 para el diario francés «Libération»– ha roto una lanza por España, pero sobre todo por el euro, frente a los medios anglosajones, de los que dice que están jugando un papel destacado, e interesado, en el huracán financiero que asola la UE, empezando por España.
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