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«La telebasura es un ruido feísimo»

Natalia MillánProfesión: actriz, cantante y bailarina.Nació: en 1969, en Madrid.Por qué está aquí: protagoniza «Cinco horas con Mario», de Miguel Delibes, que se estrena hoy en el teatro Reina Victoria (Madrid).

 
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–«Cinco horas con Mario». Lola Herrera interpretó la obra durante 25 años. ¿Le gustaría estar tanto tiempo con Mario?
–Este personaje crea adicción, pero me parece que el fenómeno de Lola es irrepetible.

–En escena, usted, algunas sillas y un ataúd. ¿No le da un poco de cosa?
–No soy supersticiosa. Los muertos no me dan miedo; los extraterrestres, sí.

–¿Es que ha visto alguno?
–No, no. Ni quiero verlos. Pero lo desconocido es lo que más asusta, creo.

–¿Con qué muerto le gustaría estar cinco horas a solas?
–Con un par de ellos. Son familiares.

–¿Y con qué vivo le gustaría estar a solas cinco horas?
–Con Santiago Carrillo.

–Parece que antes las viudas hablaban mucho con sus maridos muertos...
–Y creo que ahora también.

–Ahora prefieren hacerlo a las cámaras de la televisión...
–Algunas, sí. La telebasura es un ruido feísimo. Y me fastidia oír decir que la hacen «porque es lo que gusta».

–A través de su personaje, la viuda Carmen Sotillo, vemos la España de la posguerra. ¿España tiene algo de viuda eterna?
–Tiene algo de viuda a la que siempre le falta algo; ahora hace falta trabajo. Nos soñamos viudas ricas y resulta que éramos pobres.

–¿Qué muerto no acabamos de quitarnos de encima?
–La mala educación.

–La obra es una vomitona. ¿De qué se cura la viuda soltando todo lo que suelta por su boquita?
–Se enfrenta a las zonas oscuras de sí misma; abre una puerta pero la vuelve a cerrar. Cae el telón y sigue siendo la que era. No creo que se cure.

–Y usted, ¿hace catarsis con...?
–Con el teatro. Siendo otra me enfrento a mis zonas oscuras.

–¿Tiene usted algo de Carmen Sotillo?
–Todos tenemos una dentro. Todos somos buenos y malos: hay que reconocerlo y desterrar la hipocresía. Así lo dice Delibes.

–La viuda hace reproches. ¿Qué reproche le haría usted a los hombres?
–Que no maduran nunca. Pero como niños sois muy atractivos: apetece a la vez abrazaros y estrangularos.

–Perdone, pero yo casi prefiero que me cante una nana...