París

Si cae Roma cae el imperio

La Razón
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BRUSELAS- Si el principio de «muy grande para caer» («too big to fail»), que se popularizó en esta crisis para referirse a los bancos internacionales, se aplicara a los países del euro, la etiqueta encajaría como un guante con Italia. Con una deuda colocada de 1,9 billones de euros (un 120% de su PIB), es el mayor mercado de bonos de la UE y el tercero del mundo tras Estados Unidos y Japón. Por eso, la superación ya no sólo de la alerta roja, sino de la línea de pánico ayer en los mercados de bonos respecto a Italia, reflejando la pérdida total de confianza en su economía, puso a todos los jerarcas europeos en movimiento para evitar que la huida masiva de inversores deje al país sin poder hacer frente a sus obligaciones, lo que generaría un cataclismo que probablemente terminaría con el euro.

El único salvavidas ahora mismo está en manos de otro italiano, el nuevo presidente del BCE, Mario Draghi. La compra de bonos de los países en apuros, como Italia o España, aligeró la presión en el pasado. Sin embargo, Draghi, presionado por la línea más ortodoxa que representan los alemanes en el banco, con la que simpatiza, ya avisó de que este programa era «temporal», limitado en su cantidad y atado a una «estricta condicionalidad». Draghi no quiere ser el último recurso para proteger al euro y prefiere limitarse a ser el «sheriff» de la inflación, como rezan los estatutos del BCE. Además, como señala una fuente diplomática europea a LA RAZÓN, embarcarse en estos momentos en un programa ambicioso de compra de bonos italianos aligeraría la presión sobre Berlusconi para llevar a cabo las reformas y ajustes necesarios, siendo una tregua regalada para seguir al frente del país. La otra solución pasa por el fondo de rescate europeo, la llamada Facilidad Europea para la Estabilidad financiera (EFSF). Tras dos cambios en sus facultades y capacidad, ya puede comprar bonos en el mercado secundario. Sin embargo, los algo más de 250.000 millones que le quedan disponibles, tras los rescates de Irlanda y Portugal, no son suficientes para ahuyentar a los lobos de los mercados que merodean a las puertas de Roma. Consciente de ello, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ya sugirió ampliar su capacidad hasta el billón de euros este verano, teniendo en mente a Italia, visto bueno que dieron el pasado 26 de octubre los líderes de la UE.

Pero los trabajos técnicos para ampliarlo (a través de garantías o instrumentos financieros) no estarán terminados como muy pronto hasta diciembre.

Y hay que recordar que los países emergentes y Estados Unidos dieron largas a los europeos en la pasada cumbre del G-20. Por eso, la solución más inmediata la tiene, paradójicamente, Berlusconi. Los italianos confían en que no se quedará el tiempo suficiente, como Nerón, para ver arder Roma. Y, esta vez, Europa con ella.

 

Jornada de vértigo en renta fija
La noticia no estuvo ayer en las bolsas, sino en los mercados de renta fija. En una jornada de vértigo, en la que la prima de riesgo de Italia superó los 575 puntos básicos (por encima de la que necesitaron alcanzar Irlanda y Portugal para ser rescatadas) y el bono el 7,5%, fue imposible que los mercados de valores no acabaran por contagiarse. La Bolsa de Milán lideró las pérdidas de los parqués europeos, cediendo un 3,78%, por delante de Fráncfort (-2,21%), París (- 2,17%) y Madrid (- 2,09%). Con un bono en el 7,28% (dato de cierre tras una subida del 10,14% en un solo día), Italia ha superado el nivel crítico del rescate. España no pudo librarse del contagio y su prima de riesgo subió hasta 410 puntos básicos, con el bono a diez años en el 5,82%. Y el alemán, bajando.