Montañismo
Gasull decidió no bajar al campo base lo que le costó la vida
A diferencia del resto de su expedición, que regresó al campo base tras aclimatarse a la altura, el español Martí Gasull fue el único de su cordada que dormía en el campo III del pico Manaslu cuando se produjo el alud que le costó la vida.
Este es el testimonio del sherpa que acompañaba al montañero catalán y que, en declaraciones a Efe, explicó que "el jefe de la expedición le había dicho que bajara de allí tras aclimatarse, pero Gasull le contestó que prefería dormir en el Campo III".
Karma Sherpa, de 26 años, afirma que esa es la razón de que continúen vivos los otros 26 extranjeros que formaban parte de la expedición de Gasull, y que no compartieran la suerte del catalán y los otros 7 escaladores que murieron por la avalancha del domingo.
Última persona que vio con vida a Gasull, Sherpa recuerda que ambos dormían solos en una tienda en el Campo III del "ochomil"nepalí -situado en la más alta cordillera del mundo-, cuando se produjo la avalancha, que destruyó por completo el asentamiento.
Según fuentes cercanas al caso, el alud se registró a las 04:30 hora local a unos 7.200 metros de altura, debido a que la nieve recién caída no se había compactado con el hielo, lo que provocó que la avalancha se precipitara sobre el campo III.
"Gasull planeaba escalar el Manaslu sin oxígeno", añadió el porteador, que hizo este relato mientras se recupera de lo sucedido en Katmandú, y todavía tiene dolores en distintas partes de su cuerpo y una ligera congelación en las manos.
"Empezamos a rodar y conseguí romper la tienda y salir, pero él no pudo", contó el sherpa, que rodó montaña abajo durante 15 minutos una distancia que habían tardado cuatro horas en subir por la montaña, que con sus 8.193 metros es la octava mayor del planeta.
El helicóptero que le rescató llegó más de cinco horas después, en torno a las 10.00, y junto a otros supervivientes y los primeros cadáveres recuperados fue transportado hasta el Campo II, donde los montañeros que estaban allí le prestaron la primera ayuda.
En el campo III había un total de 31 montañeros, y la mayoría de las víctimas mortales pertenecían a un grupo de veteranos escaladores, en su mayor parte franceses, que se disponían a atacar la cima, en el primer ascenso de la temporada.
La avalancha, la más trágica registrada desde mediados de la década de 1990, desató una ardua operación de rescate a gran altura en la que por fortuna pudieron salvarse la mayoría de los escaladores del Campo III con ayuda de varios helicópteros.
En total, los servicios de rescate localizaron ocho cadáveres -incluido el de Gasull-, mientras que se desconoce el paradero de otras tres personas que se encontraban en el área y que las autoridades han descartado encontrar con vida.
En el caso de Gasull, el jefe de la compañía Seven Summits, que organizaba la expedición, tuvo noticias ya por la mañana de que el montañero español había probablemente fallecido, pero en todo caso se puso en marcha un operativo de búsqueda con un helicóptero.
"Habíamos oído que podía haber muchas víctimas, así que nos pusimos en marcha enseguida. El problema es que desde grandes alturas solo el posible trasladar a una persona (o a un cadáver) en helicóptero", recuerda el organizador, Mingma Sherpa.
La montaña Manaslu es peligrosa no tanto por exigencias del ascenso como por el riesgo de avalanchas: según fuentes del ministerio de Turismo, un total de 231 alpinistas extranjeros recibieron permisos para escalarla durante la temporada otoñal.
Gasull, rememora Karma Sherpa, le dijo esa noche fatídica que su propósito era volver el año próximo al Himalaya con su hermano y su hermana con el objetivo de escalar el pico Mera, de unos 6.500 metros. "Pero, por lo demás, no hablamos mucho", recordó el escalador nepalí.
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