Arte, Cultura y Espectáculos

Valentía por Pedro Alberto Cruz Sánchez

La Razón
La RazónLa Razón

En un panorama artístico como el presente, definido por un «retorno al orden» alarmante y un apego al esteticismo como pocas veces se ha constatado, la concesión del Velázquez a Barrio no se puede saludar sino como un gesto de disidencia tanto más sorprendente cuanto que nace del seno de la propia institución. Es evidente que el encadenamiento de Cildo Meireles, Doris Salcedo y Barrio como ganadores ha hecho de él una de las plataformas de reconocimiento más valientes del mapa internacional.

La importancia es doble: en primer lugar, porque se reconoce una de las trayectorias más comprometidas del arte del último medio siglo –se trata de uno de los escasos autores merecedores de la etiqueta de «artista político»; y, en segundo, porque su «estética de la pobreza» constituye una «alternativa visceral» al statu quo higiénico y racional que se ha impuesto en el arte de nuestra época. Las «situaçao» generadas por Barrio en diferentes contextos públicos se identifican con algunos de los momentos más auténticos e insobornables del arte político contemporáneo y, en razón de ello, como una apuesta radical y sin concesiones por una línea de acción ética casi desaparecida en nuestros días, y cuyo ejemplo urge recuperar y difundir.