Tribunales
Saber la verdad
Durante los dos últimos años Rubalcaba y su equipo se han empeñado en decir que lo del Faisán no era ningún «caso» y que por eso mismo no procedía investigación alguna y sí su archivo. Curiosamente el famoso juez estrella Baltasar Garzón fue el principal aliado de esta tesis increíble, lo que dice bastante del magistrado y de sus métodos. Es evidente que lo menos que procede ante un escándalo semejante es que la justicia investigue hasta el final. Avisar a un terrorista de que le van a detener para que escape no es algo que pueda entender un ciudadano común y menos aún una víctima de ETA, aún habiendo de por medio una tregua o proceso de negociación política con la banda asesina. Por eso uno empieza a creer de nuevo en la Justicia cuando el magistrado Pablo Ruz decide reabrir el caso para saber qué se esconde tras aquel sonoro chivatazo. El hecho de que hubiera llamadas de ida y vuelta nada menos que a la Subsecretaría de Interior es más que preocupante. Se impone una explicación al detalle de lo que entonces ocurrió en el Ministerio de Rubalcaba. Nada hay que temer si no se incurrió en ilegalidad alguna. Hoy más que nunca cobra sentido la célebre frase del ahora portavoz según la cual los españoles tenemos derecho a saber la verdad. Vaya si lo tenemos.
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